Vitoria - A principio de 2015 veía la luz Guillotina, la tarjeta de presentación de un nuevo grupo formado, eso sí, por viejos conocidos. Frenetik se ponía en marcha. “Cuando empezamos no esperábamos nada, solo entretenernos un poco”, dice con una sonrisa Fonta sobre la propuesta compartida con Unai Olalde, Eneko Larrañaga y Xabi Seko. Pero la realidad es que la banda con sede en Agurain ha hecho en este tiempo “mucha carretera; para ser un proyecto nuevo y teniendo en cuenta cómo están las cosas, no nos podemos quejar”. De todas formas, el paso del tiempo ha hecho que el cuarteto esté “más asentado y se nota que somos más una piña”, el mejor contexto para publicar Boomerang, su segundo disco.

A mediados del recién acabado noviembre, el álbum, tanto en su versión digital como física, empezó su andadura. “Con este disco hemos dado una vuelta de tuerca. El primero sí que igual fue un poco más precipitado. La banda, además, no estaba del todo asentada. Pero ahora creo que hemos plasmado lo que es Frenetik de verdad, la esencia. Es un trabajo más melódico, coreable”, apunta el cantante, más allá de que “las letras sí que son más parecidas porque hay mucho de reivindicación, pero también tiene cosas de la vida cotidiana, que nos pueden pasar a cualquiera”.

Marionetas, Women are the revolution, Fin de partida y Nada son algunos de los diez temas que componen un trabajo en el que han colaborador Pello Reparaz (Vendetta), Olatz Salvador (Skakeitan), Pablo Martinez (Desakato) e Iker Pastor, un disco grabado los pasados septiembre y octubre en los estudios Itxura de Alsasua, proyecto al que Fonta dice seguir estando “muy apegado” aunque ahora ha decidido desligarse de él para seguir con el trabajo de grabaciones y ediciones desde Agurain.

Con la idea de que “la gente se levante un poco del sofá ante determinadas situaciones”, tanto el título del álbum como varios de sus temas apuntan a esas situaciones que parece que el paso del tiempo no ha cambiado: “es que puedes escuchar letras de Evaristo de los años 70 y parece que estamos igual”.

Boomerang llega tras un año de preparación, un camino en el que el grupo también ha recurrido al crowdfunding para poder financiar el proceso. “Nos hemos llevado una gran sorpresa y hemos superado lo que pedíamos”, dice el cantante. Ahora, el cuarteto está inmerso en los envíos de las recompensas a la gente que ha participado, aunque este proceso se completará en primavera con los conciertos acústicos que el grupo ofrecía y que tienen comprometidos. “Está siendo una experiencia muy interesante”.

Además, ahora llega el momento del directo, de una gira que arrancará el 29 en Donostia junto a Talco y que en breve anunciará el resto de fechas. “Llevamos unos meses sin tocar y yo ya estoy un poco nervioso”, ríe Fonta, quien tiene claro que “si haces lo que te gusta, hay poco más que decir. Trabajamos precisamente para subirnos al escenario y disfrutar, sentir esa sensación en la que parece que te olvidas de todo”.