Vitoria - Favorecer la creación colectiva y el desarrollo escénico de los participantes. A grandes rasgos, sobre estas dos bases pivota el trabajo que Parasite Kolektiboa lleva a cabo desde hace tres años en la sala Baratza en el marco de un laboratorio cuyo punto culminante llega con el estreno en el Festival Internacional de Teatro de Gasteiz de las producciones resultantes. Tras Bizi (2014) y Foto (2015), en esta cuadragésimo primera edición es el turno de Usteak ustel, pieza que se podrá ver tanto mañana como el viernes, el sábado y el domingo en el espacio de Aldabe. Será en cuatro sesiones (todas a las 20.00 horas) con un aforo máximo para 50 personas cada cita. De momento, quedan entradas disponibles a un precio único de 15 euros.

Llegar a ese momento en el que la realidad y la ficción no se distinguen y conducir, por tanto, al público desde una primera percepción empírica de la obra hacia otra final más sensorial. En pocas palabras, así se puede describir el objetivo de un montaje que tiene al agua como hilo conductor. Cuando en enero se inició el trabajo, los componentes del laboratorio -bajo la conducción de Hannah Frances Whelan- fijaron la sequía de 1989 como el hecho histórico que querían convertir en excusa para el desarrollo posterior de la propuesta escénica. A partir de ahí, utilizando experiencias personales y hechos reales que tienen al territorio alavés como escenario auténtico (desde la construcción de los embalses hasta la actualidad), Parasite Kolektiboa irá sumergiendo a los presentes en una situación final de la que es mejor no dar muchos detalles. Todo ello de la mano de Anna Alvaro, Zuriñe Martín, Alberto Valera, Marina Suarez Ortiz de Zárate, Patxi Suinaga, Josune Vélez de Mendizábal, Jon Zurutuza y Ruth Díaz de Greñu.

Una supuesta conferencia sobre los cambios hidrológicos vividos en Álava a lo largo del siglo pasado marca el arranque de una pieza de casi una hora de duración que aunque se titula en euskera se representa en castellano. “Queremos ir con el público de la realidad a la ficción pero de una manera suave” sin que parezca que se está llevando a cabo un tránsito que, en cierto sentido, también va a ser físico, según explicó ayer Whelan.

El estreno supone poner el colofón a un trabajo constante y comprometido llevado a cabo desde principios de año y que se ha desarrollado de manera colectiva y sobre la base de la confianza en el compromiso y la labor de los participantes, todos ellos con profesiones que poco o nada tienen que ver con la escena aunque cuenten con formación o experiencia previa. Una apuesta que ahora se pone sobre la mesa del público. - DNA