es una práctica habitual en los programas de la televisión que tienen que ver con la información en cualquiera de su amplia gama o con programas de entretenimiento en los que hay que contar una historia, presentar un personaje o explicar un asunto, como en los magacines de la mañana que compiten por lo mismo, la mayor audiencia, con lo mismo, el tratamiento de actualidad. La redundancia, repetición de imágenes y secuencias una y otra vez en cascada sin fin es una manera de construir narraciones que nos ofrecen cada día, en un uso abusivo de este ver siempre lo mismo con las mismas caras, en los mismos movimientos y con calcada técnica narrativa que tenía que seducir y por el contrario, agota al personal. Dice el diccionario de María Moliner que redundancia en teoría de la comunicación es uso habitual de los medios para reconstruir su contenido en caso de pérdida de parte de éste. Los realizadores de las cadenas televisivas repiten una y otra vez imágenes y secuencias en una mecánica de alimentar narraciones, bien sea como fondo complementario de lo que se cuenta en grandes y lujosos plasmas o como repeticiones de vídeos construidos sobre historias o historietas de actualidad.

Esta práctica mediática de contar lo actual suele provocar en los espectadores hartazgo, aburrimiento y cansancio por lo ya visto y conocido hasta la saciedad. Es habitual que determinados vídeos de actualidad se repitan diez o más veces en el transcurso de una jornada y terminen por agotar la paciencia del consumidor que ha aguantado el mismo rollo una y otra vez, azotado por el asunto de marras, sea vídeo de sucesos, entrada al juzgado de determinado malandrín o famosa del celebrity llegando al aeropuerto de marras. La eficacia en el uso de la redundancia está en la ponderada dosis de presencia en pantalla, y sabia gestión en antena de la misma.