madrid - “La terrible verdad es que todo el mundo tiene sus razones”. La frase es del clásico de Jean Renoir La regla del juego pero el estadounidense Ira Sachs la utiliza para explicar su modo de ver el cine, comprometido, pero sin tomar partido. En Un verano en Brooklyn, que llega hoy a los cines, Sachs confronta a niños con adultos y a éstos entre sí, pero también habla de la amistad y de lo fácil que es hacer juicios morales cuando no afectan al propio bolsillo. La película se centra en dos chicos de orígenes distintos que se hacen amigos en un Brooklyn en plena gentrificación; su amistad se pone a prueba cuando sus respectivas familias se enfrentan por el arrendamiento de una tienda. “Desde el guión intentamos no decantarnos por una de las partes, aquí no hay víctimas ni villanos, la cuestión sobre qué es o no correcto pasa de un lado a otro y de ahí el suspense del filme”, explica. Sachs parte de sus propias experiencias vitales, y en este caso su paternidad le llevó a querer escribir una historia sobre las relaciones entre niños y adultos. “Todos mis personajes son yo, incluido sus debilidades y sus errores; a veces creo que mis personajes son una manera de pedir disculpas por cosas que he hecho”, dice. - Efe