a la América prometida, la de los ideales y la libertad, la tierra acogedora donde el emigrante era recibido con los brazos abiertos. Siguiendo el modelo de Springsteen en Born in the USA, el grupo sureño Drive-By Truckers festeja su vigésimo aniversario sintiéndose orgulloso de esa tierra soñada en American band (ATO Records. Pias), su undécimo disco, un álbum “político” que muestra, en año electoral, a una sociedad a punto de despeñarse ante “los prejuicios y el miedo” con canciones sobre la violencia policial, el racismo y la inmigración.
Drive-By Truckers tiene muchos seguidores en Euskadi, como han confirmado sus conciertos vascos, en los que su rock sureño, eléctrico y acerado ha levantado siempre pasiones, especialmente cuando se centraba en el repertorio con el que entraron en el siglo XXI, el de Southern rock opera, Decoration day y The dirty south. Después, especialmente tras la huida de Jason Isbell, les costó levantar el vuelo y sus últimos trabajos dejaron un regusto amargo entre sus seguidores, que sí disfrutaron con el triple disco en vivo It´s great to be alive!, editado en 2015.
El grupo regresa en 2016 con cambios en su formación (liderada por Paterson Hood y Mike Cooley) y en su iconografía visual, ya que los populares dibujos de sus portadas se sustituyen en American band por una fotografía de una impactante bandera de su país. Y la imagen no resulta baladí, ya que es el preludio de un álbum especial en el que el grupo se enfanga en este año electoral. “Estos son tiempos locos y hemos hecho un disco impregnado en este momento de la historia que todos estamos tratando de vivir. Siempre nos hemos considerado una banda política, incluso cuando ese aspecto parecía estar oculto por algún tipo de dispositivo narrativo”, explican.
Sí, American band es un álbum directo que se deja de desvíos narrativos y se lanza de lleno “a la arena política actual” al tratar sin circunloquios ni metáforas temas como “nuestras divisiones raciales y culturales, la violencia armada, ejecuciones masivas y la política”, explica el dúo que lidera el grupo, personas que buscan “su lugar” en el tiempo actual de su propio país. Es una especie de “llamada a las armas con el rock´n´roll”, a la vez que una manera de que el grupo se resetee haciéndose unas preguntas necesarias para evitar las divisiones de una sociedad que la campaña electoral ha puesto en evidencia.
Orgullo Drive-By Truckers se sienten orgullosos de “ser estadounidenses”. Eso sí, su país nada tiene que ver con el que ansía Donald Trump. En un año en el que sus compatriotas intentan definir qué es ser estadounidense, ellos creen que su país amenaza con despeñarse por el precipicio de los prejuicios y el miedo. “Estamos proclamando en voz alta que esas personas no hablan por nosotros. Estados Unidos es y siempre ha sido una tierra de inmigrantes e ideales. Ideales que a menudo hemos estado a la altura de lograr, pero es el esfuerzo el que nos ha dado la grandeza que hemos tenido. Eso es lo que significa para nosotros América”, indican Paterson.
Sin cambios en lo musical, rockeando alto y fuerte con su marcado acento sureño, Paterson y Coley se alternan a la composición y el micro combinando tiempos calmos y fiereza eléctrica y rabiosa en cortes como la stoniana Kinky hypocrites, Ramon Casiano o Surrender under protest, esta con un sonido muy Neil Young con sus Crazy Horse. Realmente curiosa suena Filthy and fried, con el fantasma de Dylan recorriéndola de principio a fin, con guiño incluido a The times they are a-changin´, y los medios tiempos y baladas (refulgen Sun don´t shine con sus ecos soul con piano, la folk What it means y la lírica Once they banned imagine) completan un disco que les reconcilia con algunos de los mejores pasajes de su carrera.
Letras políticas El grupo firma el perfecto disco anti-Trump (tampoco les apasiona Clinton) con unas letras repletas de rabia y preguntas. Le cantan al asesinato del latino Ramon Casiano; a la necesidad de “una revolución mental y de piel”; a guerras lejanas que evitan “el infierno en casa”; del equipaje de rabia y miedo que acarreamos; al pecado y la traición, a no rendirse; a la aparente inevitabilidad de la guerra y al materialismo; a emigrantes cuyos “ojos miran al futuro y el corazón, al pasado”; y al racismo en What´s it means, en la que Patterson canta “corría calle abajo cuando le dispararon por la espalda/si tú dices que no es algo racial quiere decir que no eres negro/significa que Obama ganó y puedes elegir dónde comer pero no sueles ver muchos chicos blancos desangrándose en la calle/fue en un lugar de Misuri pero podría haber sido en cualquier sitio”.