Madrid - Famosa por su papel de Amaia en las películas de comedia Ocho apellidos vascos y su secuela Ocho apellidos catalanes, Clara Lago se “argentiniza” encarnando a Berta en Al final del túnel, la nueva película del argentino Roberto Grande y que también protagoniza Leonardo Sbaraglia, quien interpreta a Joaquín. Pero, a pesar de su corta carrera cinematográfica, Lago ya ha hecho papeles alejados del humor, como en las películas Fin y El juego del ahorcado, por lo que este cambio de registro no supone “un problema” para ella, manifestó ayer.
“Parece que las comedias no pueden estar reconocidas en los grandes premios y no termino de entenderlo, ya que no hay nada más complicado que hacer reír. En un thriller te puedes apoyar en la música o en efectos para lograr un golpe de tensión, mientras que, en la comedia, o está o no está, el montaje no lo va a arreglar”, defendió. Sin embargo, “si se tratara de enfrentar el reconocimiento del público frente al de la profesión”, añadió, siempre sale ganando el público, porque es para quien se hacen las películas”. Por eso, reconoció que “sería osado” pedir más reconocimiento para Ocho apellidos, teniendo el respaldo de los espectadores. “La comedia es lo más difícil del cine, a pesar de no ser reconocido”, aseveró.
la historia En la cinta se relata la historia de Joaquín, una persona en silla de ruedas al borde de una depresión que verá cómo cambia su vida tras alquilar una habitación a Berta y su hija Betty. Pero esta nueva relación se verá truncada tras descubrir Joaquín a una banda de asaltantes cavando un túnel por debajo de su casa.
En el rodaje de este filme, uno de los retos a los que tuvo que enfrentarse Clara Lago fue el de conseguir hablar con acento argentino, si bien ya cuenta con “buenas críticas” en Argentina, país donde la película ya se ha estrenado.
Y es que el acento que la actriz imposta “no parece forzado”, señaló el director de la cinta. “Cuando lo digo en mi país creen que la doblaron”, añadió. Por su parte, Sbaraglia comentó que su madre, también actriz, “vio la película y no hizo ningún comentario”, aunque otro día visualizó a ambos protagonistas de Al final del túnel en una película y le dijo a su hijo que no sabía que su compañera era española.
Meterse en el papel En el caso del protagonista del filme, la dificultad principal a superar era la de dar vida a un personaje cuya movilidad estaba supeditada a una silla de ruedas y que no pareciera falso. Por eso, Sbaraglia se preparó el papel con gente que sufría la misma discapacidad y que, al término de la película, “estaban agradecidos y emocionados”.
“La película habla también de eso, de la posibilidad de superarse y de tener un nuevo proyecto en la vida, poder pujar y sacar las fuerzas de algún lado”, apuntó el actor, quien aprendió a moverse con la silla “como si fuera un baile”, eliminando algunas reacciones automáticas del cuerpo humano en caídas o al incorporarse.
Además, la película en la que también participan los actores Pablo Echarri, Daniel Fanego, Federico Luppi, Javier Godino y la española Aura Garrido “no cumple los tópicos habituales en las películas”, a pesar de que aparezcan niños y perros en ella. “Fue lo más fácil de la cinta y lo que menos problemas trajo”, aseveró Grande.
Por el contrario, las repeticiones de escenas en las que Sbaraglia tenía que moverse por un pequeño túnel sí fueron difíciles de rodar. “Fue más complicado para Leo, que tuvo que arrastrarse por todo ese túnel lleno de humo unas 40 veces. Cuando salía, se le veía la cara y decía ‘Por dios, tengo que hacer otra toma, a ver cómo le explico...’”, bromeó el director. - E.P.