“La Capitalidad cultural tiene su epicentro en Donostia, pero nuestra ambición es que sea un proyecto de y para el país, en el que todos los ciudadanos y ciudadanas de Euskal Herria y turistas están invitados”, insiste Pablo Berástegui.
Hay tantas actividades para este verano que resulta difícil seleccionar alguna. En su opinión, ¿qué no nos deberíamos perder?
-Hay muchísimas actividades. Yo les diría que participen en todo lo que puedan, pero hay algunas propuestas que resultan imprescindibles. Por ejemplo, la exposición Tratado de Paz, el gran proyecto expositivo de la Capitalidad, que tiene su epicentro en Donostia, en dos sedes, en el Museo San Telmo y en el Koldo Mitxelena, y que luego tendrá extensión en otros lugares. De hecho, ya hay una muestra inaugurada en el Museo Oteiza, en Alzuza; en agosto se abrirá otra en Artium y en septiembre, otra en el Bellas Artes de Bilbao. Pero, es aconsejable acercarse a Donostia para ver el corazón del proyecto. La exposición aborda cómo el arte y el derecho han reflejado los acuerdos de paz en la historia y está compuesta por más de 400 obras de grandes museos internacionales como el Louvre y el Pompidou, pero también del Bellas Artes de Bilbao y el de Gasteiz, del Museo Oteiza, del MNAC y el MACBA, de Barcelona o del Reina Sofía y el Prado, de Madrid. Primero, hay que visitar la muestra de San Telmo y luego, la del Koldo Mitxelena. Además, hay visitas guiadas, que pueden resultar muy interesantes.
Va a tener una dura competencia con exposiciones como la de Bourgeois en el Guggenheim, el hiperrealismo en el Bellas Artes o el Bosco en Madrid. ¿Qué aporta esta exposición?
-Es una oferta adicional a esas grandes exposiciones que son capaces de mover a tantos visitantes. En este caso, se abordan temas que nos preocupan a nosotros, que tienen que ver con la paz y cómo, de alguna manera, se ha reflejado en el arte y el derecho; una exposición que cuenta con grandes obras y con un discurso argumental muy potente. Todos los que estén interesados en la Historia, en la representación artística, y que quieran disfrutar de grandes piezas de arte contemporáneo y tradicional, tienen que ver esta exposición.
Por la mañana, una exposición. ¿Y por la noche? Aconséjenos un buen plan.
-Hemos programado un gran proyecto teatral, Sueño de una noche de verano, coincidiendo con los 400 años de la muerte de Shakespeare. La particularidad es que la obra sale del teatro y se ambienta en el parque Cristina Enea; se hace un paralelismo con el bosque, que es el protagonista de la obra. Va a ser una experiencia multisensorial, en la que la gastronomía, la magia del solsticio de verano y el genio de Shakespeare para la comedia son los principales ingredientes. Habrá 10 funciones en euskera y 20 en castellano, del 21 junio al 24 de julio, con cena incluida. La venta de entradas ya está muy avanzada. La producción es de la compañía vasca Tanttaka, y es una buena oportunidad para saborear el mejor teatro hecho desde aquí pero con alcance internacional.
¿Y para quien le guste la música?
-Hay un proyecto que puede despertar mucho interés, Europa bat batean. En muchos lugares de Europa hay tradiciones similares en las que, con o sin música, se realizan improvisaciones de canto oral. En Donostia celebraremos un encuentro europeo del 11 al 16 de julio. Va a haber diferentes demostraciones de canto improvisado, en el que participarán cantantes de diferentes países como Austria, Gales, Cuba, México, Chipre... junto con bertsolaris, configurando un interesante diálogo intercultural. El festival europeo 12 points también es muy simpático, es como una especie de Eurovisión del jazz para buscar nuevos talentos... Participamos también en la Quincena Musical. Por primera vez en su historia se reunirá la Orquesta de Euskadi y la Sinfónica de Bilbao, en un concierto de clausura que sumará las voces del Orfeón Donostiarra, el Orfeón Pamplonés, la escolanía del Coro Easo y el coro joven Araoz para interpretar el Te Deum de Berlioz. Serán 400 personas en el escenario... Hay muchas propuestas que se adaptan a todos los públicos y a todos los gustos.
Demasiados planes para un solo día...
-Creo que los actos que se han programado merecen varias escapadas a Donostia este verano. Y entre concierto, teatro, exposiciones y festivales, yo recomendaría también un paseo por la Milla de la Paz, un recorrido de un kilómetro y medio a través del río Urumea, reflexionando en torno a la paz, a través de exposiciones de fotografías, proyecciones...
¿Cree que el público de Bizkaia, de Araba o Nafarroa está sintiendo suya la Capitalidad?
-Nuestra ambición es que sea un proyecto de país, al que todos los ciudadanos de Euskal Herria están invitados. La Capitalidad tiene su epicentro en Donostia, por lo cual es más fácil acceder a sus contenidos a la ciudadanía donostiarra. Sin embargo, el verano es el momento en el que hay mayor disponibilidad para moverse y desplazarse y hay más concentración de actividades dirigidas al público en general.
El Año Europeo de la Cultura se aproxima a su ecuador. ¿Cuál es el balance?
-Al proyecto le costó arrancar, pero creemos que va a ir creciendo paulatinamente, y ganando visibilidad. Está siendo un año de experiencias y aprendizaje, de superación de dificultades, pero estamos convencidos de que en 2017 vamos a encontrarnos con una ciudad más rica, mejor relacionada internacionalmente, que ha arriesgado con creaciones contemporáneas, donde los creadores vascos han trabajado con gente de fuera... Nos daremos cuenta de lo importante que ha sido la Capital Cultural.