de vez en cuando la extrema presión publicitaria nos ofrece ejemplo de publicidad creativa, amable y sensata, que fija el reclamo publicitario en nuestras memorias y hasta es posible que decidamos comprar los que nos ofrecen, por haber visto y sentido con agrado lo que nos han plantado en pantalla para la compra y venta. No existe la menor duda de la potencia empresarial y profesional de nuestros publicitarios, ellos y ellas, que han puesto la publicidad hispana en altas cotas de competitividad y calidad. La poderosa agencia de viajes Nautalia ha desarrollado una campaña publicitaria llena de acierto y empatía, creando un personaje femenino, de nombre Sole, que aparece en primer plano bañándose apaciblemente con gafas de bucear incluidas, en un cenote, palabra clave en el mensaje y que sirve para fijar la atención del personal. Dice el diccionario de uso del español de la autoridad lingüística, María Moliner, que cenote en Latinoamérica es depósito de agua subterránea que se forma por erosión del suelo, especialmente en la península de Yucatán (México). En las verdosas y mansas aguas de un cenote se baña nuestro acertado `personaje que tiempo atrás tenía problemas de logística para desplazarse de Soria a Madrid y que ahora, cosas de la vida, se sumerge en una poza de esmeralda agua. Y con esta historia de cambio y mudanza en los comportamientos, surge el lema invertido de “las vueltas que da la vida” y aparece el de “las vueltas que dan mucha vida”, en ejercicio de trueque de palabras que resulta eficaz y atractivo. Un ejemplo de publicidad destacada y reconocible en la marea vertiginosa de anuncios en formatos de duración entre 30 segundos a siete minutos, que asfixian el seguimiento de la tele en esas casi horas que dedicamos al día a contemplarla y tragar consejos publicitarios. Está claro que en ocasiones, en contadas ocasiones, la publicidad da vueltas y así se llena de vida y sentido comunicativo. Bingo.