Madrid - El director de la Real Academia, Darío Villanueva, catedrático de Literatura Comparada, acaba de publicar Lo que Borges enseñó a Cervantes, un título provocador en el que viene a decir que todos los escritores son coetáneos entre sí y que todos se influyen, no solo los que han venido antes, sino al revés. “Todos los autores contribuyen al gran sistema de lo literario. La gente podrá pensar que es absurdo que Borges enseñe a Cervantes, porque uno es del siglo XX y el otro vivió entre los siglos XVI y XVII, pero tiene su sentido porque la lectura de Borges, en un lector común, modifica luego la lectura de Cervantes”, explica Villanueva (Lugo, 1950).

Villanueva asegura que la literatura actual “goza de muy buena salud”, aunque advierte de la amenaza que supone lo que llama “postliteratura”, “la literatura convertida en pura industria”. Publicado por Taurus, Lo que Borges enseñó a Cervantes es un libro escrito por Villanueva, junto a César Domínguez, profesor de Literatura Comparada de la Universidad de Santiago de Compostela, y Haun Saussy, catedrático del departamento de Literatura en la Universidad de Chicago (EEUU). Un texto apasionante y claro; una guía para transitar por el mundo de la literatura en medio de la globalización, para saber cómo se construye el canon literario, o para analizar las influencias del cine y otras artes.

“En este momento, y para un comparatista como soy yo, la literatura es la suma de toda la literatura que se ha producido y esa literatura está ahí. En el momento en el que un lector de hoy lea a Dostoievski en Brooklyn se está convirtiendo en contemporáneo de Dostoievsk, y Dostoievski es para él un autor igual que John Cheever o que pueda ser Philip Roth”, recalca.

Hoy a la literatura se puede acceder como nunca antes se había hecho, subraya este filólogo y gran experto en Literatura Comparada, que señala tres líneas sobre la creación literaria actual. La primera de ellas es la literatura que está naciendo por la influencia de la tecnología. “Lo que podríamos llamar la ciberliteratura”, dice el experto. “Me interesa la ciberpoesía -matiza- porque la poesía es un género que se presta muy bien a la condensación y a la precisión de los propios mensajes digitales, y además la ciberpoesía permite incluir lo que los latinos y griegos llamaban carmina figurata, o caligramas; es decir, permite introducir una imagen dentro de la palabra, que es lo que hacían los caligramas, como poemas-dibujo”.

La segunda línea de la ciberliteratura, que señala Villanueva, es la que constata que en la red están “todos los autores que existen y están disponibles para nuestra lectura”. El tercer punto para el director de la RAE se refiere a la confirmación de que los autores nuevos viven de la tradición. “Los que escriben ahora nos ayudan a entender de manera distinta a los que han escrito antes”, aclara.

Por debajo de todo este análisis sobre la actualidad literaria, Villanueva destaca su preocupación por la que denominada “postliteratura”. “Hoy la industria cultural de lo literario se ha convertido en algo tan novedoso que la creación está siendo muchas veces sometida a los dictados de la creación industrial. De manera -advierte- que el escritor no es el que marca la pauta, como ocurría antes, sino que es al revés, el editor es el que al escritor lo convierte en una especie de oficinista de la editorial, una especie de obrero de la editorial, que le proporciona la materia prima para una industria”. “Y esa materia prima son los textos, pero unos textos efímeros, destinados a un consumo inmediato en forma, muchas veces de lo que llamamos en inglés best sellers -recalca-, que lo único que pretenden es vender un número muy importante de ejemplares en un número muy corto de días o de meses”. “Luego son libros que desaparecen, y esto sí que es la destrucción de la literatura, porque la literatura como decía Machado es palabra esencial en el tiempo, el escritor tiene una voluntad de perdurar lo que escribe”, añade Villanueva, quien ve también un peligro en la perdida del concepto de autoría. - DNA