Vitoria - “Hemos conocido a unos cuantos vendepeines en el mundo de la música; nosotros no estamos aquí para eso, no queremos colarle a nadie cosas que no son ciertas, no buscamos revivir situaciones que son demasiado habituales en este sector”. Desde esa experiencia, desde el camino que los tres han recorrido por su lado pero también cruzándose nace Triangelu, una forma de “ponerle nombre” a un trabajo “por amor al arte” que Jon Basaguren, Dani Arrizabalaga y Txus Villalabeitia -tres creadores de sobra conocidos- ya venían realizando aunque fuera de una manera más esporádica o escondida.

Es el caso de la organización de conciertos, una faz de promotores que es lo primero que ha cristalizado de cara al público desde el recuperado escenario del sótano del Apolo. Aquí, en plena cuesta de San Francisco, han puesto en marcha en abril un ciclo de conciertos acústicos mensuales que se ha inaugurado con The Big Bench y Dani Llamas y que ya tiene cerrada su programación hasta octubre con las actuaciones de Ainara LeGardon, Amorante y Miren Narbaiza (Napoka Iria), Anari (con una propuesta de versiones que han marcado su historia y en la que estará acompañada por el también miembro de Napoka, Ander Mujika), y Ekiza.

“Llevas tanto tiempo en esto que siempre hay alguna vez en la que ejerces de promotor para grupos de fuera que conoces”, algo que ellos ya habían hecho en alguna ocasión en la desaparecida sala Ibu Hots. Ahora, sin embargo, quieren proponer a la ciudad un formato diferente y especial, actuaciones acústicas para no más de 60 personas en un ambiente único y distinto, donde la cercanía entre el músico y el público esté a la misma altura que la consideración entre ambos. “Los tres hemos vivido conciertos con exceso de ruidos, ajetreos, conversaciones... aquí buscamos y pedimos un disfrute máximo desde el silencio y el respeto”, algo que los protagonistas de la primera cita de esta programación -que se produjo el pasado día 8- pusieron en valor. “Tanto los músicos como la gente que vino nos agradeció mucho el ambiente”, más allá de aportar alguna “crítica constructiva”.

No descartan otros formatos en distintos escenarios para el futuro, aunque siempre bajo las dos mismas premisas que su apuesta en el Apolo. Por un lado, el trabajo con músicos y grupos que, para empezar, les tienen que gustar a ellos. Por otro, que las actuaciones son con entrada, aunque el precio sea pequeño.

De todas formas, Triangelu trabaja también en otros campos más allá del de la promoción de conciertos. Lleva ya el management tanto de Libe como de Izaki Gardenak, dos bandas que los tres compañeros de aventura conocen a la perfección. “Entre ambos grupos estamos hablando de, por lo menos, 60 conciertos al año y eso hay que llevarlo”, aunque no descartan, para nada, ampliar el catálogo. Tampoco se olvidan de la posibilidad de afrontar en el futuro próximo la edición de discos. Ideas no faltan, aunque ninguno de los tres tiene prisa ni quiere que las ganas puedan en un momento dado a las disponibilidades.

La premisa esencial, en cualquier caso, “es que los tres tenemos que estar a gusto, aunque la propuesta que tengamos delante para un concierto u otra cosa sea lo más underground del mundo; y nos tiene que gustar porque si nos involucramos con un proyecto, vamos a ir a muerte con él”, apuntan los tres vértices de esta nueva apuesta de la escena alavesa.

6 de mayo. Ainara LeGardon.

3 de junio. Amorante y Miren Narbaiza.

30 de septiembre. Anari.

28 de octubre. Ekiza.