MURCIA - El escritor murciano Leonardo Cano se sumerge en su primera novela, La edad media, sobre el fenómeno del acoso escolar en los colegios españoles durante los años 80 y 90, “cuando aún no se había inventado la palabra bullying”. Cano, que nació en 1977 en Murcia , forma parte del grupo literario Renacimiento y trabaja como funcionario del Ministerio de Justicia, una experiencia que le ha servido para construir la historia de La edad media (Candaya).
La novela radiografía los anhelos desbaratados de la generación de los 80 a través de tres voces narradoras: una primera sumerge al lector en “la brutalidad de las aulas” de un colegio privado de los 90, una segunda desvela los entresijos de “un sistema judicial enfermo” y un chat entre dos jóvenes relata, casi de forma impúdica, el inicio, desarrollo y final de una relación amorosa a distancia.
“Por el tipo de literatura que me interesa, que tiene un estilo y una estructura sorprendente y un argumento complejo, pensé que la complejidad de mi novela necesitaba un tríptico de voces y desde el principio pensé en tres narradores diferentes y que tuvieran una armonía entre el fondo y la forma”, comenta el autor. De esta forma, el escritor para contar la historia de un colegio privado pensó en un ‘nosotros’, “una primera persona del plural, colectivo, que resumiera la fiereza del ambiente de ese colegio elitista”.
Sin embargo, “para la segunda -añade-, centrada en cómo acceden esos chicos al trabajo, he optado por un narrador objetivo, desapasionado, que, con algunos momentos poéticos, singulariza el mundo del sistema judicial español; y en el tercero, por tratarse de una relación a través del chat, incluyo silencios y elipsis”.
El tema sobre el que se basa la novela son “los sueños frustrados, las aspiraciones desbaratadas, esas pequeñas ambiciones que todos tenemos y que sin ellas la civilización no hubiera prosperado, ambiciones que por la vida y, ahora por la crisis, se ven malogradas”. La obra, según Cano, “trata de ese tipo de jóvenes que podrían responder a ese poema de Gil de Biedma que dice ‘Yo vine a llevarme la vida por delante’ y luego se encuentra con el reverso del poema, ‘Que la vida iba en serio uno lo empieza a descubrir más tarde”.
En este sentido, el escritor admite cierto tono autobiográfico debido a que el propio autor estudió en un colegio privado en los años 80 y 90, que puede ser elitista o clasista, pero “la novela es una realidad deformada y esa exageración sitúa al lector en ese poso o sedimento del clasismo, en un claro referente a La ciudad y los perros, de Vargas Llosa, que también trataba el salvajismo”. - Efe.