Vitoria - Cuidar cada detalle y no dar por concluido el trabajo hasta que uno está satisfecho, si no del todo porque eso es imposible, casi. Claro que eso tiene sus consecuencias. En el caso de Nukore, que su tercer disco se empezó a grabar en julio de 2014 pero es ahora cuando ve, por fin, la luz. “Pero la espera ha merecido la pena, de eso no tenemos ninguna duda”, explica Ander, componente del quinteto alavés junto a Aitor, Emilio, Gali y David. El resultado, You call the wolf, you get the pack!, es desde el pasado lunes una realidad que se puede encontrar tanto en formato digital como físico.
Nueve temas componen la nueva propuesta de este grupo de metal alternativo que además de fusionar su sonido con el hip hop ha sumado a la ecuación la electrónica. “En dos años te da tiempo a experimentar muchas cosas”, dice con una sonrisa Ander, quien junto a Emilio se ha encargado también de la producción de un álbum que ha tomado vida entre Madrid y Gasteiz (Talde Gune), al igual que sucedió con las referencias anteriores de la banda.
Aunque conscientes de que su propuesta musical no es muy habitual ni en Euskadi ni en el ámbito estatal, los cinco músicos saben que la labor meticulosa realizada en estos casi dos años está a su favor. “Si tienes mente abierta, es un disco que te tiene que gustar o, como mínimo, sorprender”, un You call the wolf, you get the pack! en el que “todo está muy trabajado”, desde las mezclas hasta las letras -“no queríamos decir cuatro tonterías y ya está”- pasando por la propia pronunciación del inglés, que es la lengua que utilizan para sus composiciones. “Queríamos dar la impresión de que no somos de aquí y si alguien lo piensa al escucharnos, mejor porque es lo que buscábamos”. Todo ello englobado bajo un título que, como no podía ser de otra forma cuando se quiere ir tanto al detalle, no está escogido por casualidad. “Estamos en unos tiempos en los que la gente es machacada de forma constante en distintos niveles; y nosotros, con esta metáfora, queremos expresar que andes con cuidado porque cuando machacas tanto al lobo, al final se te termina echando encima la manada”.
De todas formas, sabedores de que cada oyente es un mundo, el quinteto está disfrutando ahora de ese momento especial que supone ver cómo un trabajo de casi dos años obtiene sus frutos. Atrás queda que empezaron con 16 canciones entre las manos, que ese número se redujo a once después, que no les terminó de convencer un álbum que, en realidad, se podía haber publicado en septiembre de 2015, que... “La aparición de Gali nos ha ayudado a conseguir el sonido que queríamos y el haber tomado la decisión de hacer las cosas como teníamos en mente, ha sido un acierto”. Incluso aunque ello haya supuesto dejar dos composiciones fuera “que verán la luz en otoño porque las queremos trabajar más; además, publicarlas entonces nos ayudará también a seguir manteniendo atenta a la gente”.
Esa misma reflexión sobre cuidar al máximo la calidad es la que está detrás también de la decisión de no precipitarse con los conciertos. Los primeros no llegarán hasta verano “porque queremos trabajar bien en los ensayos y estar todos juntos”, algo que ahora no puede ser. Hay que afilar bien los colmillos o así lo entiende el quinteto.