El modelo televisivo actual va a modificarse por la aparición de nuevos canales, que teóricamente deberían mejorar la oferta audiovisual en los canales privados. Desde hace unas semanas, en determinadas frecuencias de la tele de nuestros pecados se emiten spots que se repiten en bucle sin fin, con imágenes que anuncian nombres y contenidos de nuevas señales, que en ejercicio de primavera mediática será mayor el ruido que las nueces.
Los gobiernos de todos los países del mundo han entendido, entienden y entenderán que la ocupación del aire mediante señales de cualquier tipo eléctrico está sometida a disposiciones legales y al régimen de concesiones, por ser propiedad del Estado. El gobierno de turno concede con mayores o menores garantías de concurrencia, frecuencias a operadores para que las exploten. Es el poder ejecutivo quien otorga un hueco en las autopistas del aire por las que circulan ofertas televisivas más o menos distintas.
Cinco canales nuevos de tele estarán a disposición de la audiencia y responden a las marcas Atreseries, Be Mad, Real Madrid, Ten, Kiss Tv, que ya están listas para emitir. Tal y como se ha presentado, la oferta no despierta las apagadas ilusiones de contenidos frescos, novedosos y propios de una aldea digital saturada de copias, repeticiones e imitaciones más o menos burdas siguiendo el principio unamuniano de que inventen ellos. Una vez más, los poderes públicos han convenido con las empresas amigas el reparto de frecuencias del que salen beneficiados Atresmedia, el grupo Secuoya, Real Madrid, Mediaset y Kiss Tv.
Ellos se lo guisan y ellos se lo comen, y tenemos una nueva ración de más de lo mismo para embotarnos, aburrirnos y buscar desesperadamente con el mando alivio para animar nuestras azacaneadas vidas con bocaditos de tele moderna y ágil en la información, y divertida y creativa en el entretenimiento.