LUXOR (EGIPTO). Egipto anunció hoy que todavía se necesita más tiempo y más pruebas para afirmar que hay cámaras ocultas en la tumba de Tutankamón, extendiendo de nuevo el misterio en torno al sepulcro del "faraón niño", detrás de cuyas paredes se piensa que podría estar enterrada su madrastra, Nefertiti.

El ministro de Antigüedades, Jaled al Anany, dijo hoy ante la prensa convocada en el Valle de los Reyes de Luxor (sur), que aún no se puede hablar de resultados y que se va realizar otro escaneado de la tumba a finales de abril.

Posteriormente, añadió Al Anany, habrá una conferencia con expertos de todo el mundo para analizar los resultados de todas las pruebas efectuadas hasta el momento.

El recién nombrado ministro compareció junto a su antecesor en el cargo, Mamduh al Damati, quien apadrinó la investigación de la tumba de Tutankamón y había prometido a mediados de marzo que hoy confirmaría la existencia de "algo" en la misma.

Según dijo entonces Al Damati, estaba un 90 por ciento seguro de esa posibilidad.

Los cambios en la dirección de Antigüedades han afectado evidentemente al proyecto, pero esta no es la primera vez que las autoridades egipcias dilatan en el tiempo las investigaciones y sus resultados, atrayendo de esta forma la atención de la prensa y de los apasionados, y reavivando la llama de la egiptología.

"Solo podremos hablar de resultados tangibles y concretos después del próximo escaneo (a finales de abril) y después de la conferencia internacional de mayo", destacó Al Anany, a pesar de que su departamento convocó hoy a la prensa internacional para presentar los resultados del análisis realizado entre el 31 de marzo y el 1 de abril.

Durante la noche, en un plazo de 12 horas, se realizaron hasta 40 escaneados a diferentes alturas y profundidades de la tumba, tal y como detallaron los dos expertos egipcios de la Universidad de El Cairo encargados del mismo.

Esos expertos estuvieron acompañados por dos estadounidenses miembros del equipo de National Geographic, que lidera la misión y ha adquirido los derechos de la misma.

"Hemos visto cosas, pero no sabemos qué son", indicó Yaser Al Shaib, experto del Instituto de Geología, que añadió que los datos obtenidos son "muchos y muy buenos" pero necesitan ser analizados por expertos "desde varios puntos de vista".

Los datos recogidos por este último análisis son los "más completos", en opinión del egiptólogo británico Nicholas Reeves, que formuló la hipótesis de que detrás de la pared norte de la tumba de Tutankamón hay una cámara funeraria en la que estaría enterrada Nefertiti.

En declaraciones a Efe, Reeves aseguró que el último análisis es un "buen paso" en la dirección correcta, y se mostró esperanzado en que su proyecto siga adelante en colaboración con las autoridades egipcias.

"Empezamos (el estudio de la tumba) en julio de 2015, no ha pasado mucho tiempo, de hecho es poco, y no tenemos ninguna prisa", aseveró el experto, que ha resucitado el interés en torno a Tutankamón gracias a su teoría presentada en un artículo en verano del año pasado.

El Gobierno egipcio es muy consciente del interés que aún despierta el faraón dorado, cuya tumba fue descubierta en 1922 aún sellada y con su sarcófago y tesoro intactos, y que a día de hoy sigue siendo uno de los principales atractivos para quienes visitan Egipto.

Aún así, Al Anany, un profesor universitario de Egiptología, parece más propenso a la cautela y a no explotar la teoría de Reeves hasta que esta se pueda comprobar científicamente.

Desde que asumió el cargo la semana pasada, ha hecho hincapié en la necesidad de seguir un proceso científico preciso y cuidadoso.

"No estamos buscando cámaras ocultas, estamos buscando la realidad, la verdad", dijo Al Anany, en respuesta a las expectativas generadas por los resultados del análisis con radar realizado en noviembre por un equipo japonés.

El estudio del profesor Hirokatsu Watanabe planteó que hay estancias o huecos detrás de las paredes norte y oeste de la tumba, y que detrás del muro norte se encuentra un hueco o nicho de hasta 1,5 metros de diámetro y 2 metros de profundidad, además de materiales orgánicos y metálicos.

Estos datos apuntan en la dirección de la teoría de Reeves, la cual ha recibido críticas al igual que alabanzas en Egipto, pero que ha abierto la puerta a una posibilidad que ni las autoridades egipcias ni los propios investigadores involucrados en el proyecto pueden dejar escapar.