bilbao - Xabi Paya (Bilbao, 1982) se incorporó a la Fundación San Sebastián 2016 en 2013 con su nutrida maleta de publicaciones, lenguas, docencia y estudios internacionales.

¿Cómo está siendo el arranque de este año Jubileo de la Cultura? ¿Es emocionante?

-En el sentido más estricto de la palabra. Distintas emociones empiezan a aflorar con la inauguración de la capitalidad. He de confesar que el inicio de la Marcha de Sarriegui el 20 de enero me emocionó de forma especial, y que el acto inaugural no resultara como esperábamos me creó una sensación agridulce, pero en general creo que la ilusión de la gente implicada y de la ciudadanía en general es más que palpable.

Imagino que también es muy laborioso. Ya en 2012 estaban trabajando en ello, ¿verdad?

-Yo empecé a trabajar en el proyecto en agosto de 2013, pero lo conocí dos años antes, en el periodo de candidatura. Entonces yo era profesor en la Universidad de Birmingham, y desde el Ayuntamiento de San Sebastián me invitaron a participar en la vista que el jurado realizaba a las distintas ciudades candidatas. Así conocí el proyecto de primera mano.

¿Qué tal sienta maridar con Wroc?aw? Es un lugar lleno de Historia, grandes universidades, importantes investigadores...

-Trabajar con Wroclaw como capital europea de la cultura supone una oportunidad excelente para subrayar los rasgos comunes de ambas ciudades. La capital de la Baja Silesia tiene relación con el País Vasco desde hace tiempo, principalmente gracias a la presencia de empresas vascas. La coincidencia del título de capital de la cultura ha permitido entablar una colaboración muy interesante.

Eva Salaberria hablaba hace años del “choque de culturas” que contiene la ciudad de Silesia.

-Wroc?aw y San Sebastián comparten un pasado violento. Ambas fueron destruidas por la guerra, por ejemplo. En el caso de Wroc?aw, es una ciudad que se está reconstruyendo a sí misma desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y el título de Capital Europea de la Cultura le está ayudando a subrayar el valor de la cultura en la vida de sus ciudadanos.

Al recorrerla, como en el resto de Polonia tienen presentes el nazismo y los cuarenta años soviéticos. Euskadi sufrió la represión franquista. ¿Ese es un ‘link’ entre ambas perceptible en el Jubileo?

-Ese será un punto más dentro de las diversas actividades que desarrollaremos conjuntamente aquí o en Wroc?aw.

Ellos tienen el Oder y la Isla; Donostia, La Concha y el mar; ellos concentran el mayor fondo de ‘leasing’ europeo, Donostia tiene el Zinemaldia...

-El fin principal de la colaboración entre ambas es dar a conocer sus culturas en la ciudad hermanada. Desde 2014 realizamos intercambios de artistas entre ambas ciudades o iniciamos un proyecto en colaboración para que miles de niños de Wroc?aw pudiesen sumarse a la tamborrada de San Sebastián a través de una conexión en directo.

De las ‘Mujeres del Mar’ al Puente de luces por la Paz. Música, conferencias, maridajes museísticos... ¿Dónde pondría el acento de su programación este año?

-La programación recoge medio millar de actividades desarrolladas por más de 900 entidades, asociaciones y artistas, por lo que creo que, como suele decir Rebordinos, director del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, cada espectador podrá encontrar su película.

¡Es una programación nutridísima!

-Por subrayar algunos proyectos, creo que merecen una atención especial la película Kalebegiak, el proyecto expositivo Tratados de Paz 1516-2016 o el recorrido 2016 bidea.

Donostia cuenta, además de con su historia e indudable belleza, con una conexión interesante entre el Kursaal, San Telmo Museoa, el KM... ¿Se están reforzando las sinergias este año?

-Sin duda. Como ejemplo mencionaría el proyecto Ikusmira berriak, cuya segunda convocatoria acabamos de lanzar. Este proyecto que promueve cuatro residencias artísticas para la creación de nuevas narrativas audiovisuales es fruto de la colaboración entre el Festival Internacional de Cine, el Centro Internacional de Cultura Contemporánea Tabakalera, la Filmoteca Vasca, Donostia Kultura y San Sebastián 2016.

¿Este Jubileo servirá para reforzar la imagen que ya tiene ganada la ciudad en el mundo? ¿Y el turismo?

-Los proyectos de capitalidad siempre suponen un aumento en el turismo. En cualquier caso, San Sebastián 2016 no tiene el foco puesto en una mayor afluencia del turismo, y la imagen de la ciudad, así como los temas relacionados con el turismo, son liderados directamente desde San Sebastián Turismo.

Donostia siempre ha mirado más allá de los Pirineos, Gipuzkoa tiene muchas conexiones con Europa. ¿Eso se nota en estos eventos?

-El proyecto de San Sebastián 2016 se presentó como una eurociudad que aspiraba a ser capital europea de la cultura, por lo que la relación con la región de los Pirineos Atlánticos es notoria en el proyecto. Como ejemplo, este es el tercer año que realizamos el proyecto Mugalariak en colaboración con distintos teatros y espacios escénicos de Iparralde y con el apoyo de la región Aquitania-Euskadi.

¿Qué tal es la relación con Wroc?aw? ¿Tienen algún intercambio este año? Ellos tienen jazz, a Ennio Morricone, premios de cine, Jazz Live, mucha oferta teatral...

-Como decía, llevamos tres años haciendo intercambios de distinta índole. Nosotros terminamos 2015 con una exposición sobre Kieslowski (cuya retrospectiva concluirá en primavera de este año) y en estos momentos un chef polaco se encuentra haciendo una residencia con Juan Mari y Elena Arzak. Son muchos los vínculos.

¿Qué le gustaría que supiera la gente de Donostia que ahora no es popular? ¿Qué le gustaría dar a conocer con esta celebración?

-El objetivo de San Sebastián 2016 es fomentar el arte como pedagogía para la convivencia, o dicho de otro modo, entender cómo las artes y la cultura en general nos pueden ayudar a vivir y convivir mejor en una Europa cada vez más cambiante y convulsa. Si conseguimos que San Sebastián sea un pequeño laboratorio de lo que Europa puede ser mañana, nuestro objetivo se habrá cumplido.