donostia - El humor es el ingrediente principal de El ADÑ. El trabalenguas de España, brújula para desorientados, un libro en el que Óscar Terol (Donostia, 1969) define las características de la persona española, los hábitos que le hacen especial o incluso las modas y costumbres. Todo ello, con la firme intención de hacer reír al lector.

A través de este libro, ¿el lector podrá saber si es una persona española o no?

-Esa es más que nada la provocación. He escrito el libro fuera de toda ideología, aunque la palabra “España” ya la tiene. El libro habla de las personas, del comportamiento humano, y busco todo lo que tenemos en común para hacer humor, mi objetivo. El ADÑ habla de lo que hacemos, de lo que nos gusta y de lo que no. No juzgo, pero doy pequeños pinchazos. El libro no se posiciona, por lo que lo disfrutarán tanto los que se identifican con España como los que son ajenos a ello. Incluso hay un test de españolidad con el que la gente se reirá.

Las personas que describe no salen muy bien paradas: son inseguras, envidiosas, bastante sabidillas y creen tener la razón, tienden al conflicto...

-Describo al género humano. Somos inseguros, todos necesitamos que venga una persona de fuera a validar lo que estamos haciendo. Y tender al conflicto es humano. No hay más que ver que en Euskadi todo lo hemos dividido en dos; nuestra metáfora es la sokatira, también se puede ver la costumbre de apostar para demostrar quién es más fuerte o el más rápido. La disputa está en la base de Euskal Herria y también de España. Por otro lado, es un país que está en una zona fácil del mundo, el paisaje es habitable y cultivable casi en su mayoría. A los que vivimos en la península nos da la sensación de que estamos capacitados para ser “normales”, y por eso tenemos razón, no como en Finlandia, por ejemplo, que el sol sale a las 16.00 horas y eso enloquece. (Risas) Todo ello lo utilizo para provocar.

También les atribuye ciertos superpoderes...

-Son pequeñas cosas que yo veo, hábitos de conducta. Por ejemplo, nosotros utilizamos mucho el pan, incluso como cubierto. Eso en el mundo no es normal. Por otro lado, en Europa no soportan el ajo y nosotros ponemos ajo a todo. Ya lo dijo Victoria Beckham: “España huele a ajo”, y es porque ella no lo soportaba y es uno de nuestros ingredientes principales. Incluso mata vampiros. Son cosas que no valoramos pero que vivimos todos los días. Participamos todos en ello.

Sostiene la idea de que las personas españolas se componen de cinco elementos: Quijote, Carmen, Sancho Panza, Lazarillo y Celestina.

-Sigo mucho la filosofía china y ellos tienen los cinco elementos con los que lo explican todo: madera, metal, fuego, tierra y agua. Yo he hecho un paralelismo con caracteres. Quijote sería la ensoñación, la ilusión; Carmen sería la pasión, el fuego; Sancho Panza es la toma de tierra, el pragmatismo; el Lazarillo, la picardía; y la Celestina, la manipulación. Todos tenemos estos ingredientes. Además, son personajes fácilmente reconocibles.

¿Cómo ha llegado a todas estas conclusiones?

-He escrito muchos libros sobre mi cultura. Estoy trabajando en Sevilla desde hace dos años, en la serie Allí abajo, y viajo casi todas las semanas. Se han ampliado mis horizontes naturales. Me encargaron un libro de humor, así que he aplicado mi mirada humorística a esa realidad. Además, que sea un tema complicado me pone cachondo, no lo voy a negar. Creo que es honesto que haga esto ahora. Me encantaría hacer un libro de humor solo de Donostia, porque se puede, pero no se corresponde con lo que estoy haciendo ahora. Quiero trabajar para el público que tengo.

Todo lo que dice en el libro será verdad, porque la gente de la península siempre tiene razón...

-Sí que es cierto que todo nace de mi mente. El humor me da la posibilidad de hablar de lo que me importa, creo que son temas importantes sobre los que el lector puede reflexionar. Pero en realidad, todo es humor.

¿Hay más similitudes o diferencias entre las personas españolas?

-No creo que pueda comparar. Tengo claro que España no es nada, ni existe, ni existirá nunca. Esa palabra despierta distintas reacciones, pero me sirve para describir todos esos países, culturas, matices, colores que tiene. No tiene nada que ver un tío de Finisterre con uno de Málaga. Pero el libro cuenta lo que sientes cuando te vas un fin de semana a Madrid o por qué pones Tele 5 para ver Sálvame, en vez de un programa de ETB1. Existen puntos comunes, pueden parecer suficientes o no, pero los hay.

En la serie ‘Allí abajo’ destacan justo lo contrario...

-Es cierto. Las diferencias son grandes y las queremos acentuar; que los andaluces tengan acento cuando hablen con los vascos. Pero tienen en común que se quieren. Contamos la historia de amor de dos personas que a pesar de tener diferencias, quieren tener algo en común. Eso demuestra que todo lo diferente puede tener sentido junto, pero depende de la voluntad.

¿Usted se reconoce en todo lo que dice en el libro?

-Todo lo que he escrito lo siento, pero algunas cosas más que otras. Por ejemplo, digo que todos nos ponemos más nerviosos ante un control de la Guardia Civil y yo reconozco que me pone más nervioso que ante uno de la Er-tzaintza, no sé por qué. Pero también hay cosas que son fruto de la observación. Cuando digo que generalmente no hablamos bien en inglés igual no hablo de mí, pero lo veo.

¿Por qué la gente debería leer este libro?

-Porque está hecho con el único objetivo de que la gente se lo pase bien. Además, ofrece una lectura diferente de los programas que actualmente vemos. Es un libro más cercano a la vida de todos los días, ya que necesitamos sentir que, a pesar de todas las diferencias, hay algo que nos mantiene vivos. Creo que el 99% de la felicidad de una persona se gestiona en su familia, en la que ha creado él, en el ámbito laboral y en los pequeños dones y talentos que tiene uno mismo. Habla de eso que te hace feliz.