Cada día, el movimiento es mecánico. A un lado de la barra, los clientes lo piden en diferentes formas y tamaños. Puede ser con leche, a la crema, descafeinado... Al otro lado, se escucha el golpe seco con el que deshacerse del residuo de café que sirvió para preparar la última taza y llenar el espacio para componer la siguiente. En ese cajón casi siempre oscuro se queda el desecho, esa teórica basura que, para la mayoría, ya no sirve para nada. Los posos de lo que fue y es imposible de recuperar... en principio.
Aunque su camino ha traspasado las paredes de la Escuela de Artes y Oficios de la capital alavesa, fue en este centro -en concreto, en el taller de escultura- donde comenzó todo hace ahora un año. Un buen día, en uno de los establecimientos hosteleros que está cerca del espacio situado en la plaza Conde de Peñaflorida, mientras observaban esa rutinaria acción de poner un café, se dijeron que aquel material podía venir bien para investigar, para trabajar con él, para crear obras de arte. Pero no se quedaron ahí, en hacer. Quisieron utilizar ese pequeño despojo como sustento para la forma y también el fondo del bautizado como Movimiento Posotivista.
Primera idea básica: “en la vida todos somos posos, como esos que desaparecen en los cajones de las cafeterías”. Segunda reflexión: “en la vida, todos dejamos poso”. Sobre esos dos fundamentos, hay otros dos principios básicos. Por un lado, la labor colectiva, la necesidad del encuentro entre quienes quieren participar dejando a un lado las autorías con nombres y apellidos. Por otro, y como consecuencia de lo anterior, favorecer el desarrollo de la creatividad. “Tuvimos la intuición de que este material podía acompañarnos en nuestras creaciones artísticas, fue como un flechazo con él. El propio nombre (Posotivismo) surgió de manera instantánea. Nos sedujo. En cuanto se lo comentas a la gente, le engancha”, explica Javier Duque.
En Artes y Oficios, dentro de una vitrina del segundo piso, se dio el primer paso, Poso de todo. Empezaron, por tanto, las exposociones que hoy se producen en la entrada del edificio. Al principio, una obra cada semana. Ahora, una cada mes. En este año, más de 30 piezas. Creaciones de las que se hace una miniatura, que también se puede ver, y que se acompañan con textos que en este tiempo han ido tomado un tinte más poético. Además, el movimiento cruza otras puertas. Por supuesto, las de Internet en www.movimientoposotivista.com. Asimismo, las del Pabellón Universitario la pasada primavera con una gran muestra enmarcada en el certamen Poetas en Mayo. También, una vez al mes, las del Extitxu ya que en el marco de los Poetry Slam, el colectivo tiene su momento para presentar su creación mensual.
Como describe Rubén Bécares, el Posotivista no es un grupo cerrado de personas ni atado a un determinado lugar. Todo lo contrario. En la propia base del movimiento está el poder compartir camino con quien esté interesado (de hecho, ya han contado con la participación de otras personas del resto del Estado e incluso del extranjero). En su afán, además, está seguir estableciendo relaciones con otros sectores culturales, ver la posibilidad de encontrar nuevos retos. Todo sea por, ante todo, fomentar la creatividad, recuperar esa cualidad que todo ser humano posee pero que, con el paso del tiempo, parece dejar adormecida en un hueco de su interior, una hibernación muchas veces inconsciente que también paraliza el espíritu crítico, la reflexión, el interés por conocer...
En un primer momento, cuando el movimiento se va encontrando con la sociedad, la respuesta inicial es de sorpresa. “Por de pronto, despiertas curiosidad y muchos te siguen preguntando para interesarse de manera más profunda por lo que implica el colectivo, por lo que hace”, comenta David Velasco. “La palabra tiene fuerza en sí, aunque más allá de ella hay un recorrido, unos fundamentos...”, señala Duque.
La escultura, aunque no sólo, es el camino esencial que sigue por ahora el grupo, más allá de que no se cierra a nada. “Tienes que intentar no llegar a la rutina, salir de la facilidad e ir a lo incómodo; tienes que buscar e investigar”, subraya Bécares, a pesar de que, desde fuera, pueda dar la impresión de que un poso de café tiene un recorrido limitado. “Es un material muy divertido. Es como el movimiento, es tan abierto y te permite hacer tantas cosas...”, según Velasco.
Lo esencial, para su manejo, es que el poso esté bien seco, algo que en Artes y Oficios es complicado de conseguir por la humedad del edificio. Lo obtienen, sobre todo, de los bares cercanos al centro educativo y cultural. La ruta posotivista, por así decirlo. A partir de ahí, “cada persona es un mundo”, así que los periodos de creación, los intereses, las maneras de expresión... conforman un amplio abanico. “La manera que tiene de funcionar el grupo permite el error y lanzarte sin saber muy bien cuál va a ser el resultado, con lo que puedes avanzar”, dice Velasco. En este sentido, los tres coinciden en que el ambiente existente a nivel personal es primordial.
Cada viernes por la noche cuando sus componentes más habituales salen de Artes y Oficios, el colectivo tiene su reunión semanal. En él se concitan generaciones, intereses y personalidades diferentes, aunque “como el denominador común es la creación de arte, no hay problema”. En todo caso, el debate es enriquecedor “para seguir desarrollándonos” dentro de una dinámica “abierta, positiva e integradora”.
Con todo, la senda del Posotivismo todavía está dando sus primeros pasos. No hay límites ni barreras, sólo seguir colaborando para aportar tanto de puertas hacia dentro como hacia fuera. “Cada vez que nos reunimos son buenos ratos. Cada vez que hacemos una exposición son buenos ratos”, apunta Bécares. “Con dejar unas cuantas sonrisas en Vitoria, ya está bien. Y si hay alguno que profundiza un poco más, genial”, dice Velasco. “Solo por el hecho de que exista el movimiento, ya me parece un poso importante y enriquecedor”, completa Duque.
La creatividad como principio y fin. El poso como instrumento y significado en sí mismo. Lo colectivo como punto de encuentro y forma de crecimiento. El movimiento cumple su primer aniversario con la mirada puesta en su futuro.