aunque su último disco de estudio, High hopes, no merece que el nombre de Bruce Springsteen presida su portada, el rock del último medio siglo habría sido la mitad de interesante sin el músico estadounidense. Prolífico como pocos, en su época gloriosa solía dejar en un cajón decenas de canciones grabadas que no encontraban espacio en sus discos. Lo constata su nuevo lanzamiento, The River. The ties that bind (Sony), una caja majestuosa que incluye el doble disco original, otro alternativo, múltiples inéditos y dos DVD con un concierto de 1980 y un documental sobre este disco clave en su discografía.

Este fin de semana se ha confirmado que Springsteen saldrá de nuevo a la carretera, en enero de 2016, para impulsar el lanzamiento de esta ambiciosa caja. De momento, los conciertos, un total de 22, se iniciarán el día 16 en Pittsburg y concluirán a mediados de marzo en Los Ángeles. De momento, nada de posibles noticias sobre una posible visita a Europa, que (ojalá) podría hacerse efectiva coincidiendo con el buen tiempo.

Mientras tanto, sus seguidores disfrutarán con la caja sobre The river, que muestra lo “caudaloso” de un intérprete prolífico como pocos, especialmente en la década de los 70 y primeros 80, en la que grabó sus tres discos más importantes: Born to run, Darkness on the edge of town y The river, este último en 1980, justo antes del despegue comercial mundial deBorn in the USA y del repliegue introspectivo de Nebraska, otras dos de sus joyas.

El Springsteen de The river, disco doble que incluye la caja, ya no era el chaval apasionado, soñador y romántico de Thunder road y Born to run, que miraba el futuro esperanzador a través del parabrisas de su coche, con su chica en el asiento del copiloto. Bruce tenía 31 años cuando lo grabó y sus canciones muestran a tipos que han crecido, se han casado, tienen hijos (en ocasiones no deseados) y problemas para encontrar empleo y sacar adelante una familia y una relación sentimental que hace aguas. Fue el disco que le convirtió en el icono de la clase trabajadora de su país.

Además del disco original, la caja ofrece la versión alternativa que Springsteen previó sacar originalmente, un único CD que incluye como atractivos Cindy, balada sobre un amor no correspondido con regusto 60´s y delicioso estribillo; la primera versión del arrebatador Stolen car, a piano y acordeón; You can look?, en clave rockabilly; y una mezcla diferente de Loose end, un tema sobre una relación “estrangulada” que aparece con más peso de las guitarras.

Aluvión de inéditos El mayor atractivo de la caja es el lote de inéditos que presenta, que evidencia el sonido característico de su E Street Band en aquella época: en forma, fresco, directo, rockero y efervescente. Y aunque el monumental Tracks ya recuperara una docena de inéditos de las sesiones de The river, entre los que destacan en la caja canciones comoRestless night, Where the bands are o Mary Lou, todavía quedaban gemas escondidas en los cajones. O en piratas que sus fans han ido coleccionando durante años.

Ahora, aparecen agrupados y con buen sonido, lideradas por Meet me in the city, que muestra el latido pop de Be true y Out in the street, en la que Bruce pide una cita nocturna a una chica. Lo mejor del lote fluctúa entre Stray bullet -un baladón de seis minutos glorioso al piano con guiños a The river y Point black en letra y tono, y saxo llorón- y piezas más animadas comoLittle white lies -con versos de Loose ends y guiños a Friday on my mind, de Easybeats-, o el rockabilly garajero Chain lightning, con un riff que luego se convertiría en el de State trooper y un gran teclado lisérgico.

Y hay más, como The time that never was, una balada melancólica con la épica de su amado Roy Orbison; Night fire, un medio tiempo con solos de guitarra y saxo encadenados; Party lights, con una melodía gloriosa y un aire a The Byrds; el guiño a Sam Cooke de la acústica Mr. Outside... La caja se completa con los DVDs: uno incluye un documental sobre la grabación deThe river y los ensayos de la gira, y el otro, el famoso concierto de Tampa de 1980, casi tres horas con el Boss y sus chicos en una forma envidiable. Súmale un libreto de casi 150 páginas con más de 200 fotografías inéditas y memorabilia de la gira? y ya tienes tu caja navideña si eres un apasionado de Bruce o el rock´n´roll. En aquellos años eran sinónimos.