nada de jubilación - Sus gafas y su mirada distraída son ya tan icónicas en el mundo del cine como el bombín de Charlot o la falda de Marilyn Monroe, pero Woody Allen no se plantea retirarse tras cumplir ayer 80 años, sino que sopló las velas enfrascado en la preparación de su nueva película y de una serie. El genio neoyorquino de las pequeñas obsesiones, los diálogos brillantes y los gags surrealistas, tiene poco que demostrar a estas alturas. Además de por su talento como guionista y director, es admirado por su torrencial creatividad y por la constancia de su trayectoria, capaz de mantenerse casi medio siglo en activo y de entregar al menos un filme cada año desde 1982. - Efe
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