es una evidencia de conocimiento universal que la política de nuestros días se hace en platós, informativos y apariciones en la pequeña pantalla en cualquiera de sus formatos, noticias o entretenimiento; la cosa es aparecer y de esta forma asomarse a millones de ciudadanos que hacen de este electrodoméstico su vínculo con la actualidad, con la realidad del día a día y por eso, si no apareces en la tele no eres nadie, y por supuesto en la política es necesaria e indispensable.

Estamos en precampaña desde hace largas semanas y a comienzos del venidero mes de diciembre arrancarán oficialmente los días de campaña y durante ese período es la Junta Electoral Central la que vela por la legalidad, equilibrio y mesura de las apariciones en los medios, de los diversos candidatos en combate electoral.

La mayoría de los políticos son reticentes a aparecer en los medios y no arriesgan apariciones en la tele, pero esta tendencia se está modificando en los últimos tiempos. Los estados mayores de los cuatro grandes partidos han decidido mojar a sus candidatos en las aguas de la tele de masas, y empezando por Pedro Sánchez y su llamada al programa de cotilleo de J.J. Vázquez, pasando por los invitados de Bertín Osborne, todos ellos van a probar suerte con una larga exposición en la tele y describirnos aspectos de su vida, personalidad y estilo y, así acercar líderes a audiencias millonarias en momentos de captación de la opinión y el voto.

Cierto es que la tele te puede lanzar o te puede hundir; el riesgo es grande pero la ganancia social mayor y nadie puede ponerse de espaldas a este fenómeno mediático. El experimento puede dar buenos resultados, visto el encuentro mediático entre el cantante/presentador y el líder socialista que salió mejor de lo esperado y a satisfacción de las partes, que no es poco en un medio tan delicado y complicado.