donostia - Juanjo Elordi (director) y Edorta Barruetabeña (guionista) han trabajado durante muchos años en la programación infantil, en programas como Super Bat y Betizu, por lo que ya tenían trato con el público infantil. Pero ahora se enfrentan a un nuevo reto: entretener a niños de 4 a 8 años y conseguir que estén quietos delante de la gran pantalla, además de hacer reflexionar a sus padres sobre la necesidad de los pequeños de jugar y la importancia de la fantasía.
¿Cuál es la clave para conquistar a un público tan pequeño?
-Edorta Barruetabeña: Ofrecerles algo con lo que se sientan identificados. Hemos contado las ganas y los problemas de los niños a la hora de jugar, que creo que es el objetivo principal de un niño de esta edad.
-Juanjo Elordi: Y la emoción. Hemos intentado que sientan emociones en el transcurso de la historia, que no sea algo neutro. Que sientan que pasan cosas importantes.
Aun así, es difícil que no se levanten de sus asientos durante casi hora y media...
-J.E.: La forma de contar la historia ha sido especial.
-E.B.: A un niño de 4 años le cuesta estar sentado viendo una cosa durante más de una hora, muchos incluso no habrán ido nunca al cine. Al mismo tiempo, hay fórmulas como repetir un esquema. Hemos usado esa técnica de contar historias pequeñas que son más o menos sobre lo mismo y que van cosidas, hasta formar toda la historia.
¿Y los padres que vayan al cine?
-E.B.: Hemos construido capas. Los padres de los protagonistas tienen pequeños puntos de vista sobre el juego y la fantasía, así que tendrán temas de los que hablar.
Aunque sea una película para niños pequeños, trata el debate de si hay que dejar a los niños que jueguen con otros. ¿Por qué han querido incluir el tema? ¿Qué necesidad hay de debatir sobre ello?
-E.B.: Somos padres, así que en algún momento hemos tenido que pensar sobre ello.
-J.E.: Al fin y al cabo, queríamos hacer una película contemporánea, de niños de hoy en día jugando en ciudades. Como padres hemos sufrido esas carencias, y puede que hemos pecado de estar demasiado encima. Cuando empezamos a trabajar en este proyecto hace cinco años, no lo sabíamos todo y hemos descubierto que en el mundo hay una gran discusión, porque la gente está siendo más consciente de la importancia de los juegos al aire libre y con libertad para el aprendizaje innato de los niños. Hemos intentado apoyar esa discusión.
¿Por qué se ha perdido el salir a la calle a jugar?
-E.B.: Es un proceso que ocurre en todo el mundo. Las ciudades están creciendo y se están convirtiendo en sitios más complejos desde el punto de vista de la seguridad. Muchas veces, la balanza entre seguridad y libertad queda un poco desequilibrada.
-J.E.: También tiene que ver cuántas horas dedicamos los mayores al trabajo, porque tienes que estar tú para dejarles el espacio libre. Tiene que ver con el modo de vida que estamos construyendo.
-E.B.: Muchas veces no se valora el juego, lo tomamos como un pasatiempo. En realidad es la herramienta principal que tienen los niños para desarrollar su personalidad y relacionarse con su entorno, según dicen psicopedagogos. La gente se está dando cuenta de que es lo mejor que pueden hacer.
¿Cómo se han documentado sobre el tema?
-J.E.: No hemos necesitado mucha documentación, pues hemos pasado por estas etapas. Los modelos de padres que aparecen en la película están basados en gente que vemos diariamente. La documentación viene más por sentirnos seguros en el mensaje que estamos dando, ya que hemos intentado que no sea localista, sino que sea lo más universal posible para llegar a una audiencia abierta.
¿Qué me pueden decir sobre los protagonistas?
-E.B.: Son tres niños, Vic, Oto y Mai. Vic es vergonzoso, es el mayor pero va detrás de los demás, y a la vez es el más sensato. Mai es la más jovencita y la que se sabe todas las reglas. Es muy atrevida y nadie se atreve a cuestionar lo que dice. Oto es un terremoto, pura dinamita y el más lanzado, aunque luego le den miedo algunas cosas. Por último, está Yoko, el genio del bosque, que ha estado escondido durante años. Con este personaje hemos tratado el tema de la fantasía, ya que es otra de las grandes discusiones.
-J.E.: La fantasía es una de las grandes herramientas que tienen para vivir nuevas situaciones, enfrentarse a cosas, solucionar problemas y aprender.
¿Qué juegos aparecen?
-E.B.: Hay algunos clásicos como el Carabin caraban, una versión del escondite, en busca del tesoro o simplemente hacer como si fueran un tren.
¿Cómo han buscado una animación adecuada?
-J.E.: Hay que buscar un lenguaje visual atractivo para ellos, simple y lo suficientemente claro para que entiendan lo que está pasando, sin perder detalle. Nos gustaban mucho los personajes realizados con papel, que eran una estética adecuada y original. Después, no hemos querido hacer un trabajo de stop motion porque nos iba a limitar un poco, y nos fuimos al 3D, que nos daba facilidades de trabajo. Además, vamos a tratar de entregar unos cuadernos a los niños que vayan al cine y ahí se encontrarán recortables de los personajes, para que puedan montarlos y jueguen con ellos.
¿Cuáles han sido las primeras críticas?
-J.E.: Los niños han acogido muy bien la película. Todas las niñas querían ser Mai, y los chicos se dividían dependiendo de su personalidad. Yoko era el personaje que más les gustaba. Los padres estaban sorprendidos de que los niños aguantaran quietos durante toda la película, y a ellos les gustó porque podían relacionar los padres de los niños con lo que tenían a su alrededor. Ahora viene el estreno de verdad. Hemos visto que los cines han aceptado la película -se va a proyectar en 56 salas del Estado y 13 de Euskal Herria-, pero habrá que ver cómo lo viven los niños.