Gasteiz - Imposible acordarse de que era uno antes de nacer, ya que incluso los primeros años son parte del olvido. Inviable, en teoría, adivinar qué hay después de la muerte, entre otras cosas porque todavía está por llegar para comprobarlo en primera persona. Matheria hace ese viaje, ese tránsito entre la energía original de la que uno parte y a la que, más tarde o más temprano, vuelve para cantar también qué ocurre mientras tanto o, por lo menos, desde la experiencia de los miembros de Childrain. Hoy su tercer disco de larga duración se hace carne, un álbum con un concepto común “aunque la gente puede pensar que estamos fumados o que tomamos algo”, dice con una sonrisa Iñigo, componente, y letrista, de la banda gasteiztarra de metal Childrain junto a Iker, Álvaro, Julen y Mikel.
Una decena de temas componen esta vuelta a los estudios de los alaveses tras la publicación en 2013 de A Fairy Tale for the Dissent, título que les sirvió para terminar de darse a conocer dentro del Estado. “Estamos encontrando una respuesta a nuestra música que nos está sorprendiendo”, afirma Iñi, consciente de que su nueva propuesta es un reto tanto para ellos como para el público. “Me gustaría que la gente escuchase el disco, por lo menos la primera vez, de principio a fin, sin saltarse el orden y atento a las letras”, para así compartir ese viaje por la vida, un tránsito que al mirar a los estados más racionales del ser humano presenta los mensajes “más duros sobre cómo contemplo el rebaño que hacen de nosotros”, aunque el también cantante apunta que “hay una mirada positiva puesto al final del todo siempre hay una luz, una esperanza, más allá de que no puedo negar que en el día a día me pasan ciertas cosas que estoy convencido que comparto con otros”.
El músico afirma que en las canciones “no hay una conciencia de adoctrinar, de decirle al público: abre los ojos que eres un mierda. Lo que estoy diciendo es que yo soy ese mierda. Si te ves reflejado en el mierda que soy, igual puedes pensar parecido. No pretendo dar una clase, sino exponer unas vivencias y unos pensamientos que son personales. Si eso le da pie a alguien a algo, genial, pero no somos profesores de nada, somos igual de pringados. De hecho, el pringado número uno en este disco soy yo porque es mi propia vida”.
Grabado, tras una primera demo, en Cynik Studios, Matheria (editado por Maldito Records) busca emociones en el oyente, que, de una manera u otra, por unas razones o las siguientes, toque al público, aunque sea para criticar de manera negativa. “Lo que me jodería es la indiferencia”.
A la espera de concretar la gira de presentación (en la que la banda mezclará temas de sus diferentes álbumes), Iñigo asume que “la escena del metal está jodida, tocada de muerte por algo tan simple como que hay demasiada oferta y, además, muchas bandas que lo hacen muy bien. Es muy difícil diferenciarse, depende de cosas muy sutiles que ahora mismo no te sabría definir en nuestro caso, pero sí es cierto que nos está sorprendiendo la aceptación que tenemos. Sabemos cómo está la escena, también en Vitoria. Me acuerdo de ir a ver a Quaoar en Ibu Hots y estar 20 personas, y al mismo tiempo actuar las Nancys Rubias en Kubik haciendo sould out. En general, en el Estado no hay una conciencia musical evolucionada y no me refiero sólo al metal”.
Disco. El tercer larga duración de la banda gasteiztarra Childrain, editado por Maldito Records, sale hoy a la venta. Un total de diez canciones componen un disco conceptual como Matheria, que ha sido grabado este mismo año en los también alaveses Cynik Studios.