DONOSTIA. "Sin sentido del humor no se puede vivir", se presentaba Raphael, e hizo gala de ello durante toda la rueda de prensa, muy bien arropado por una gran parte del equipo, dieciséis personas entre actores y productores, Enrique Cerezo entre ellos.

Preguntados por los momentos más tensos del rodaje, De la Iglesia se ha remontado a un poco antes, cuando se dio cuenta de que toda la película basculaba sobre Raphael y éste podría decir que no quería hacerla.

"Pensamos, en ese caso, en sustituirlo por Julio Iglesias, pero todos dijimos que no", ha comentado el realizador vasco, entre las risa de los asistentes, cerca de cuatrocientos, que llenaban la sala.

"Pero dijo que sí, y que la haría 'como viene en el guión'. Cómo se puede ser tan grande", ha resumido el director el sentimiento general, pues Raphael se ha ganado totalmente al público gracias a su naturalidad y sus continuas y simpáticas bromas.

Unos minutos antes, el cantante -que ya hizo el primer chiste al decir 'yo soy aquel' para presentarse-, confiaba a Efe su intención de hacer una película, "por lo menos, una vez cada dos años", encantado con la experiencia del rodaje de ésta, tan diferente a lo que él recuerda del cine de hace 40 años.

"Me he sentido muy arropado; antes el cine se hacía más encorsetado, estabas solo en el camerino, había una cámara y te daba la réplica una persona distinta al actor (...) Estoy enamorado de todos ellos y ellas".

Ellos son Mario Casas, Hugo Silva, Pepón Nieto, Carlos Areces o Santiago Segura y ellas, Carolina Bang, Terele Pávez, Blanca Suárez, Ana Polvorosa y Carmen Machi, entre otros.

En la película, Raphael es "un malo con razón", dice, "malo" por exigencias de un guión disparatado en el que da vida a Alphonso, un trasunto del cantante llevado a los extremos más insospechados, como meterle un dedo en el ojo a su rival, el cantante de éxito Adán (increíble Mario Casas, con su peluca rubia), para que no le haga sombra en la gala de fin de año.

"Venir de rodar un drama ("Palmeras en la niebla") y poder hacer personajes como este, que compuse a mi aire, es, sobre todo, muy muy divertido", ha señalado Casas, recuperado ya su corte de pelo de buen chico y barba recortada, moreno y serio, aunque igual de "sexy" que en la película: "Tengo amor para todas", ha bromeado.

"Cuando estábamos rodando con Mario -ha desvelado De la Iglesia-, era muy difícil decir 'corten' porque él no paraba; así que les pedí al resto que si veían que él seguía, que también siguieran porque salían cosas increíbles".

"Me iba creciendo y al final, me tenía que frenar", ha reconocido Casas, el "Tony Curtis" español, como le define De la Iglesia.

Casas ha agradecido al descubridor de su lado cómico que "saque" de él estos personajes que siempre ha llevado dentro.

Machi, muy rubia, ha asegurado haber "temido por su vida" cuando grabaron el vuelco de la unidad móvil donde ella trabaja con Carmen Ruiz; Areces, que también aparece en la película con un cambio de imagen radical, ha dicho sin embargo que esta era la película de De la Iglesia en la que más seguro se había sentido.

Pávez explicaba algo más: "Trabajar con este director es como verle meter en una caja a unos muñecos y jugar con ellos y de paso -añade- se lo pasa bomba y a un ritmo frenético".

"El rodaje no ha sido fácil, ha sido muy duro, y muy complicada de realización, con muchos personajes constantemente en plano", ha puntualizado el realizador de "Las brujas de Zugarramurdi", "Los crímenes de Oxford" o "La comunidad", que obtuvo su primer Goya con su debut, "El día de la bestia".

"Mi gran noche", puntualiza, "es una comedia grotesca, porque no hay otra manera de contar esto; a mi parecer, la mejor manera de sobrevivir es tomárnoslo así, porque cuando la situación es absolutamente desesperada, la solución es una carcajada, no hay otra".

La película, que se ha estrenado hoy en el Zinemaldia fuera de concurso, llegará a los cines españoles el 23 de octubre.