Inabarcable. Ésa es la palabra que mejor resume el despliegue cultural que tomó ayer los 80.000 metros cuadrados de jardines y edificaciones que engloba el parque Lamuza de Llodio en la jornada convocada desde la plataforma ciudadana SOS Lamuza Parkea en su incansable actividad en defensa del patrimonio del enclave. El pañuelo rojo que lucía la escultura de Ruperto Urkijo, en las inmediaciones de la entrada principal, ya vaticinaba que el recinto estaba de fiesta, pero nada hacía presagiar ni de lejos la masiva movilización de decenas de colectivos culturales, deportivos y sociales, así como de vecinos a título individual, que no dudaron ni un minuto en llenar sus furgonetas y coches con su arte para trasladarlo al recinto. “Estoy realmente alucinada y emocionada, hace mucho que no veía el parque tan vivo”, confiesa a DNA la escritora local, Txani Rodríguez, que como cientos de sus convecinos no quiere perderse la fiesta.

Y es que, resumir lo que ayer aconteció, sin quererse dejar a nadie en el tintero, es del todo imposible. Los jardines delanteros a la casa de cultura invadidos de puestos de artesanos de toda índole se confundían con un mercado de trueque o la distribuidora de discos de Orbeko Etxea, acompañados de las voces de Los Arlotes, los músicos de folklore euskaldun de Fitafik, txistularis y trikitilaris. Las inmediaciones de la Pérgola y el escenario de Pompeya tomados por el buen hacer de grupos de baile como Bailsala o Algarabía, de corales tales como Santa Lucí, Andere y Aldaiko, o de músicos como Igor Arzuaga y Xabi del Kexka; sin olvidar la actuación que ofreció la banda San Roque bajo una gran carpa, rodeada de infinidad de talleres en los que se podía aprender desde el oficio de disc-jockey gracias a la asociación Beat, elaborar cuencos de barro en un torno guiados por los sabios consejos del colectivo Larra Bustigintza, darse un masaje en plena naturaleza, relajarse mediante la práctica del yoga o fabricar marca páginas a iniciativa de Patricia Acebes. La bibliotecaria confesó estar poniendo su granito de arena a esta idea “tan bonita” de sacar la cultura de todo el pueblo al parque.

No fue su única aportación a la jornada. “También he traído libros sobrantes de donaciones a la biblioteca, que estoy vendiendo a un euro, porque lo que se recaude se va a destinar a la asociación de acogida a menores bielorrusos Bikarte, en honor a una de las usuarias más asiduas de la biblioteca: Alexia, que alucina con los libros que tenemos, porque en su país no dispone de este tipo de servicios públicos”, argumenta Acebes.

No es la única que arrima el hombro en esta jornada para ayudar al prójimo. Por allí también se encuentra Javier Landaluze, de Nomeolvides, recogiendo alimentos y juguetes que luego repartirán entre las familias más necesitadas del municipio. También los chicos y chicas del Gaztetxe, que se encargan de la titánica tarea de elaborar arroz con verduras o carne para las 300 personas que se han sumado a la comida popular.

A lo largo y ancho de las cinco zonas en las que se distribuye el programa también hay degustaciones de setas, baserritarras, cabezudos, zancudos, proyecciones de cine de la mano de Basalarrina, danzas vascas con los grupos Itxarkundia y Untzueta, exhibición de perros, partidos de pelota y voleibol, exposiciones de fósiles e innumerables demostraciones de arte, tales como la del colectivo de mujeres Solastiar, la artista local Anabel Resa o el grupo de pintura de Floro Urkijo. Con todo, una de las que más destaca es Ainara Azpiazu Axpi, que se ha acercado desde Gipuzkoa para elaborar un mural participativo con el que “reivindicar también el espacio de la mujer en el parque”, subraya. El proceso ha sido grabado porque “con él vamos a elaborar un cortometraje para presentar al concurso audiovisual Beldur Barik, del que Amurrio es sede este año. Las cosas están cambiando y hay que demostrarlo. Una vez culminado se quedará decorando las verjas de entrada a la Kultur Etxea”, explica.

Quien no mira al presente ni al futuro, sino al pasado, es Javier Reguera, del grupo La ventana de Llodio. Un exitoso blog que recoge anécdotas y curiosidades de la historia del municipio, y que ayer visitó el parque Lamuza en forma de noticias antiguas en periódicos tan dispares como Mundo Gráfico, La Esfera, Heraldo Alavés, o Pensamiento Alavés, por citar algunos. “Mira esta noticia, justo hoy hace 89 años que publicó Blanco y Negro de ABC, dando cuenta de las cuatro generaciones de los marqueses de Urkijo”, apunta Reguera, en referencia a la famosa familia a la que Llodio debe este parque.

Poniendo orden a todo este maremagno cultural anda uno de los miembros de SOS Lamuza Parkea, Francisco Javier Jaén Tomé, Peke. “Estoy saturado, pero feliz. No tengo palabras suficientes para agradecer a los grupos culturales y personas de Laudio que se han prestado a colaborar, y felicitamos a nuestros convecinos y vecinas por su respuesta ejemplar. El 12 de septiembre se ha convertido, sin duda, en un día importante para la recuperación del parque de Lamuza”, subraya, ya pensando en futuras ediciones.

Y es que, tras 90 semanas de trabajo sin descanso, ya empiezan a ver los frutos, “hay que seguir trabajando, porque es el momento de empezar a llenar el parque de contenido, una vez conseguida la receptividad institucional, y con el convencimiento pleno de que en los próximos años van a llegar por fin las necesarias inversiones”, apostilla, en referencia a las obras de mejora de saneamientos, e intervenciones en la casa de la música y el casino, que ya avanzan. Su compañera, Nahia González García, al pie de la txosna y el puesto de merchandising de la plataforma, se muestra más comedida. “Lo de hoy no ha sido más que un primer ensayo, informal, espontáneo y creado sin medios ni recursos, pero muy importante porque ha nacido desde la ilusión y la energía, al que le seguirán muchos más. Estamos convencidos de que el año que viene, muchas de las actividades se desarrollarán ya en el interior del antiguo Casino y de la Casa de la Música, y en años siguientes la renovación se irá extendiendo a todo el parque”, explica.

De hecho, este primer Parke Eguna se desarrolló en connivencia con aquello por lo que desde SOS Lamuza Parkea llevan tanto tiempo luchando: obras. No en vano, la entrada principal al recinto estaba invadida de excavadoras para llevar a cabo la mejora de los saneamientos del arroyo que atraviesa el enclave, y el edificio del Casino cubierto por una malla, que indicaba la reforma de la que está siendo objeto en su interior para reforzar su estructura. A ellas se les sumará pronto la de la Casa de la Música. Y es que el ente foral acaba de iniciar el trámite para adjudicar su rehabilitación. La previsión inicial es que los trabajos se prolonguen diez meses y que su coste sea inferior a 1,3 millones. El tiempo dirá si, a lo largo de los próximos cuatro años, llegan las cantidades prometidas hasta completar los nueve millones. Lo que ya es seguro es que el recinto vivió ayer una de las explosiones culturales de mayor calibre de la historia de Llodio.