estella - La muerte de Cagancho dejó a su jinete, Pablo Hermoso de Mendoza, desolado. “Pablo está pasando un día muy complicado, por lo que el caballo significa para él y para su familia”, explicó Juan Andrés, hermano y mano derecha del rejoneador. Y es que, además del dolor por la pérdida de un buen amigo, el jinete estellés sufre por su familia, ya que “el caballo era parte de la familia”.
“Cagancho y Pablo se encontraron en un momento complicado, dos seres que se encuentran en el momento justo y el sitio propicio”, apuntó su hermano. Por lo que “es imposible encontrar un caballo como él”, o lo que es lo mismo, para un jinete es muy complicado encontrar una montura con la que conecte a tantos niveles como lo hacían Pablo y Cagancho.
“Para mi hermano es importante que el caballo haya pasado sus últimos años descansando. Haberle podido devolver parte de lo que él le dio”, comentó Juan Andrés, haciendo referencia a la jubilación del caballo, un periodo que ha pasado paseando, galopando en libertad y ejerciendo labores de semental. Además, desde aquella tarde de 2002 en la que Cagancho se jubiló, “solo lo montó una vez Paula, la hija de Pablo”.
Con la muerte de Cagancho, se cierra una etapa dorada del rejoneo. Y es que, como dice Juan Andrés, es imposible que haya otro caballo igual a este. Porque Cagancho era especial incluso para comer paja en la tranquilidad de su cuadra. Mientras que todos los caballos comen del suelo, el se dedicaba a hacer montones con el morro, para luego llenarse la boca con un fajo entre los dientes y apoyarlo en el comedero o el bebedero, para poder comerlo con tranquilidad y sin agacharse. - S.H.