madrid -El próximo 15 de octubre el Teatro de la Comedia, sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), subirá de nuevo el telón después de catorce años, con una versión de la obra de Calderón de la Barca El alcalde de Zalamea, dirigida por Helena Pimenta.

“Es un momento emblemático que seguro deparará al edificio en una juventud renovada”, apuntó el Secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, quien presentó el rehabilitado teatro a los medios de comunicación a través de una visita guiada en compañía de la directora de la CNTC, Helena Pimenta, y de la directora general del INAEM, Montserrat Iglesias.

El Teatro de la Comedia cerró sus puertas en 2002 para dar comienzo a la rehabilitación y modernización de sus instalaciones, aunque no sería hasta el 7 de septiembre de 2010 cuando comenzaban las obras, con un plazo de ejecución de dos años.

“Estamos de enhorabuena porque el edifico ya está en manos de la Compañía Nacional”, festejó Lassalle, tras la finalización de las obras el pasado 14 de julio, tres años más tarde de lo previsto debido a las dificultades técnicas.

“La estructura estaba mal, muy mal, cuando nos encargaron el proyecto”, explicaron los arquitectos del equipo Araujo & Nadal, encargados del proyecto, debido a que tras el incendió que azotó al edificio en 1915 se utilizó hormigón para su reconstrucción, un material “bastante primitivo”.

Con un coste total de 20,35 millones de euros, tal y como estaba presupuestado en el momento de la adjudicación del proyecto en 2004, las obras han permitido consolidar el edificio y ampliarlo en 750 metros cuadrados, es decir, obtener un área total de 3.404 metros cuadrados.

La “sorpresa” de esta reconstrucción es la sala Tirso de Molina, una nueva sala multidisciplinar que con 300 metros cuadrados de superficie albergará a un aforo de 100 personas.

“Será un lugar muy activo que no solo se reducirá a la exhibición sino que será un espacio de investigación”, explicó Pimenta, quien añadió que la nueva sala permitirá “formatos diferentes” e incluso “abordajes diferentes”, con “otra mirada hacia los textos clásicos”. Con la intención de “ampliar la edad del público”, la sala Tirso de Molina también servirá para acercar textos clásicos a los más pequeños, así como para seguir ligando “la parte pedagógica con el escenario”.

“Abrir un teatro es ya un motivo de fiesta y este, con las connotaciones que tiene es ya de fuegos artificiales”, concluyó Pimenta.

El próximo otoño el teatro abrirá sus puertas de manera permanente, pero no será hasta el 30 de septiembre de 2017 cuando se complete la obra total con la instalación de la infraestructura escénica y las equipaciones básicas. - Efe