Cada día, el café correspondiente en el Warhol, la prensa diaria y un rato para repasar la actualidad. Hasta que en un momento dado, los responsables del local de la calle Francia le proponen a Brenan Duarte sumarse a su habitual agenda de exposiciones. El artista y gestor cultural independiente rechaza desde el primer momento la idea de hacer una muestra con piezas pasadas y piensa que puede ser una buena oportunidad para experimentar, para hacer algo diferente. La cuestión es: “¿qué hacer que relacionase mi persona con el establecimiento?”. La respuesta fue fácil de expresar, no tanto llevarla a cabo.
El resultado es Jus de chaussettes, una exposición que se puede visitar hasta el próximo 10 de agosto y en la que Duarte presenta dos reclamos como parte de un todo. Por un lado, una docena de cuadros en los que actualidad y café se unen de manera estrecha. Por otro, una vídeo-creación que se proyecta frente a las mesas donde cada día se sientan tantos clientes con su periódico en la mano, una proyección en la que el artista se graba a sí mismo mientras lee, en dos planos distintos, un ejemplar de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. De hecho, estas páginas algo, aunque sea de manera modesta, aportan al proyecto.
En lo que se refiere a la parte principal de la muestra, las doce instantáneas son un símbolo de los meses que componen el año. “He ido seleccionando las imágenes de las noticias que a mí, más o menos, me han interesado por su aspecto social, político o cultural”, explica el creador, que después ha llevado esa fotografía al lienzo dibujándola. Las consecuencias de la cacería de elefantes en Botsuana llevada a cabo por Juan Carlos I, la simbólica entrega de armas de ETA al grupo de verificación, la eliminación de España en el Mundial de Brasil, el referéndum escocés, el drama de la inmigración... las temáticas son variadas.
A partir de ahí, a cada lienzo se le ha aplicado café, pero no uno sin más, sino que el creador ha trabajado con dos litros salidos de la máquina del Warhol y conservados en el frigorífico de su estudio “con un cartel bien grande de: café para pintar, prohibido beber”, ríe Duarte. “Esto es pura experimentación”, un proceso en el que “vas colocando el café, se va depositando sobre la tela, se evapora y coge una tonalidad. Que la quieres más intensa, repites el proceso. Tienes que ir viendo cómo el propio cuadro va tomando cuerpo”, perfilando los contornos mezclando posos de la cafetera mezclados con aceite de linaza y utilizando el blanco original del lienzo, que ha sido necesario reservar con un barniz transparente para realizar determinadas partes de las imágenes. En definitiva, un proceso de prueba y error en el que “he terminado por descartar varios intentos”.
“Ha sido una gozada y una tortura. He estado a punto de tirar la toalla dos o tres veces. Pero es lo que tiene experimentar, ese proceso de laboratorio, de ver cómo se comportan los materiales... eso es algo que me encanta”, apunta.
Junto a los cuadros se encuentra el vídeo como “una vuelta de tuerca”. Son 20 minutos de un único plano en el que Duarte aparece leyendo el periódico mientras se toma un café. Lo hace, eso sí, en su sentido y el contrario, que discurren en paralelo coincidiendo en una única página.