Con él, DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA inicia hoy la cuenta atrás para la decimocuarta edición del Azkena Rock. Desde el otro lado del Atlántico, JD McPherson se muestra deseoso de regresar a Euskadi y participar en un festival que cuenta “con un montón de bandas geniales”.

Su primera y única visita al País Vasco fue en 2011, en concreto a Bilbao. No sé si tiene algún recuerdo de aquella actuación.

-Me acuerdo muy bien de Bilbao y del País Vasco. Fue una visita estupenda. Es una de las zonas de Europa más hermosas e interesantes. Visitamos a un amigo en Liérganes (Cantabria) que preparaba la mejor carne que he comido en mi vida, bebimos un vino estupendo, visitamos la instalación de Richard Serra en el Guggenheim y luego tocamos en el Kafe Antzokia. Conocí a una persona muy agradable que me contó que mi disco le había ayudado en un momento muy difícil de su vida y siempre he recordado ese día como muy importante. Y también recuerdo que tuve que coger prestada una Les Paul blanca de nuestro chófer porque mi Telecaster se estropeó. ¡Y esa ha sido la única vez que he tocado una Gibson en el escenario con esa banda! No puedo esperar para esta nueva visita.

Vuelve ahora, en este caso a Vitoria, para tomar parte en el Azkena Rock Festival. No sé si le ha dado tiempo a conocer el cartel y si le apetecería ver algo.

-Hay un montón de bandas geniales en este festival, estoy deseando ver a ZZ Top, Television, L7, D-Generation y Nico Duportal. Es un festival muy variado y ecléctico. No sé si podré estar los dos días pero si puedo me encantaría ver a Eagles of Death Metal y John Paul Keith y también a Off!.

Está inmerso en una larga gira por diferentes países para presentar su segundo disco, un ‘Let The Good Times Roll’ muy esperado. ¿Es consciente de ello, de que había mucha gente con ganas de material nuevo? ¿Eso ha supuesto una presión añadida?

-Estamos justo empezando la gira del nuevo álbum en Estados Unidos y está siendo muy emocionante ver la respuesta a las nuevas canciones. Hicimos un breve tour en el Reino Unido y por el centro de Europa justo antes de que el álbum se publicara y agotamos las entradas en todos los conciertos. Estoy muy contento con esta respuesta. Quiero que Europa sea una prioridad este año, la vamos a visitar más a menudo.

¿Por qué han pasado cinco años entre un disco y otro?

-Cuando se publicó Signs & Signifiers, Europa mostró interés primero. Llevó su tiempo que lo mismo ocurriera en Estados Unidos pero, una vez que hubo una respuesta, ésta empezó a crecer. Firmamos con Rounder Records y las oportunidades para el disco empezaron a llegar. Pudimos girar un par de años con ese álbum y en un momento dado pareció que era el momento de hacer un nuevo disco. Nos llevó sobre un año preparar ese segundo trabajo.

Seguro que es consciente de ello. Son muchas las voces que hablan de usted y su música maravillas. ¿Hace mucho caso a esas alabanzas o es mejor no dejarse llevar demasiado por eso?

-Para mí, lo único que importa es que la gente disfrute escuchando mi música y eso es lo que disfruto haciendo.

¿Se llevan bien el cantante, el guitarrista y el compositor o en realidad son el mismo JD McPherson?

-Todos son el mismo JD McPherson, pero algunas veces no se llevan bien.

Lo suyo es el rock and roll en estado puro, que bien podría estar hecho en la década de los años 50, pero aportando su sello, el de este siglo. ¿Cómo se hace para no caer en lo ya escuchado? ¿Qué cree que aporta?

-Es muy importante experimentar y construir sobre lo que ya conoces. El problema de querer construir sobre las bases del rock and roll es que la gente intenta hacerlo crecer hacia la madurez. Tiene que ser primitivo y sofisticado a la vez. The Cramps, una de mis bandas favoritas, me enseñó que el rock and roll ha de ser culto y popular a un tiempo. Debe tener ideas inteligentes en la música, pero también debe ser peligroso y divertido.

¿Qué es lo más importante que ha aprendido de quienes le precedieron? ¿Qué cree que puede añadir a ese sonido?

-Me gusta la gente que fue innovadora y que corrió riesgos. Bo Diddley inventó completamente un ritmo y estaba rodeado de ingenieros que llevaron sus grabaciones a la estratosfera. Esa joie de vivre (alegría de vivir) es lo que me mantiene interesado. ¿Quién no se siente feliz escuchando a Little Richard? Es la música más excitante del planeta.

¿Alguna vez se ha mirado al espejo y ha pensado cómo hubiera sido su vida si hubiese seguido de profesor en vez de optar por la música como profesión?

-Me siento muy afortunado todos los días. Me encanta hacer música, pero estoy muy agradecido por todo lo que tengo. Hacer lo mejor con lo que tienes es muy importante, la vida puede cambiar muy rápido.

De sus inicios en el punk cuando era más joven, ¿qué queda en su sonido?

-Me gusta el entusiasmo, la energía y la naturaleza experimental del punk rock. Te obliga a perseguir tu trabajo desde dentro hacia fuera. Te da libertad económica y la libertad de expresarte de una manera hermosa y beligerante.

Ya por último, una curiosidad. Si entro en su casa ¿qué discos me encuentro?

-¡Muchos de Bo Diddley y de David Bowie!.