Tres discos grabados en otros tantos estudios con otros tantos productores para conformar Denbora da poligrafo bakarra, un álbum con el que Gorka Urbizu y los suyos están celebrando, además, sus 20 años de andadura (bueno, ya 21). Berri Txarrak no para. Estados Unidos, México, Alemania... escenarios lejanos y cercanos en los que encontrarse con un público que en la mayoría de las ocasiones deja las taquillas sin papel. Este fin de semana hacen doblete en la capital alavesa, oportunidades únicas para reencontrarse con el trío.

Mañana están en Valladolid, el viernes en Santander, y sábado y domingo en Gasteiz. ¿Hay que estar en forma, no?

-(Risas) Sí. Pero una vez que entras ya en la dinámica de la gira, todo se aguanta. Incluso es peor frenar porque pierdes el ritmo y luego cuesta volver a arrancar. Aún así, cuatro bolos seguidos te exigen y, sobre todo para la voz es un poco matador.

En Vitoria repiten porque la primera cita, la del sábado en Kubik, se vendió por completo en muy poco tiempo. ¿Y si el domingo no se llena la Jimmy?

-Tampoco pasa nada, no hay que tener obsesión por llenar (risas). Somos conscientes de que es domingo y que este fin de semana en Gasteiz hay de todo, pero bueno, la cosa va bastante bien y si no se llena del todo al final, estará cerca.

En el Gaztetxe, en Helldorado, en Jimmy Jazz, en el Azkena Rock, en las txosnas, en los Fueros... aquí han actuado en casi cualquier escenario y siempre con un respaldo del público muy importante.

-Sí, sí, la gente siempre ha respondido muy bien. Es que 20 años dan para mucho. Es un público que sabe a lo que viene, hay sitios en los que notas que el público es más musical y Gasteiz es una de esas ciudades. Así que venimos con ganas de liarlar otra vez.

Acaban de llegar de girar por Estados Unidos y por México, hace no mucho estuvieron por diferentes países de Europa, no paran por el Estado... ¿menuda celebración de su 20 aniversario? Lo digo porque en los últimos años Berri ha crecido mucho pero con este último proyecto es que han salido ustedes hasta en la MTV alemana.

-(Risas) Sí, nos están pasando muchas cosas. Se han juntado varios factores. Por una parte, el disco en sí. Incluso antes de sacarlo se había formado una especie de bola de nieve por el planteamiento del álbum, con tres EP. Además, creo que es un disco muy digno, que está bien, que es lo más importante, que hay 20 canciones que merecen la pena. Y, por otra, se junta también lo del 20 aniversario. Para nosotros era un número pero parece que hay gente que, de vez en cuando, necesita este tipo de recordatorios para acercarse o valorar lo que dura tanto tiempo. Hemos notado que había gente que sabía de nosotros pero que no nos prestaba atención, aunque se han encontrado con este disco y, por distintas razones, han querido acercarse. Tal vez sea por los estilos, por el hecho de ir por otras sonoridades como sucede en el segundo EP. Se han juntado muchas cosas.

Fuera del Estado, ¿cómo están notando la recepción a este nuevo trabajo a un lado y otro del Atlántico, sobre todo tras sus recientes conciertos en distintos países?

-Mejor que nunca. A veces nos ha tocado actuar delante de dos, de 20 o de 50 personas. Y todavía nos pasa. Pero es la primera vez que nuestra presencia ha tenido repercusión, incluso mediática. En Berlín metimos 400 personas, por ejemplo. Y fue un bolazo. También hemos dado con gente que ha sabido movernos. Somos un grupo muy especial, por el idioma, por el estilo inclasificable... y eso hace que a veces seamos difíciles de vender a gente que no te conoce de nada. ¿Cómo catalogas a Berri? Es difícil y eso no sé si nos ha cerrado puertas pero ha complicado algunas cosas. Hasta que no ves a Berri en directo, no entiendes lo que es, es decir, un grupo de rock con un montón de influencias, me da igual que para ti sea más metalero o que te guste el aspecto más melódico o... Pero como te decía hemos vuelto muy contentos y, de hecho, hay intención de volver este mismo año. Esa constancia es importante.

Vamos, que la voz le va a decir un día de estos: Gorka, ya vale de tanto concierto.

-(Risas) Que no, que se curte. Me acuerdo que hace mil años, Gari estuvo en Lekunberri para dar una charla y yo estaba con la paranoia de que la voz se gastaba, como si sólo pudieras dar mil bolos en tu vida y luego ya se acaba el cupo. Y él me dijo: no, no, es al revés, con el tiempo la voz se curte. Hombre, depende también cómo la cuides, pero...

Si se encontrase con ese Gorka de 1994, con todo lo que sabe ahora, ¿qué le diría?

-Uff... Alucinaría, no se creería dónde está Berri ahora. Aunque cuando comenzamos el grupo siempre pensamos que era una banda a largo plazo. Luego hay mil factores que no están en tu mano: salud, relaciones, responsabilidades... pero bueno, creo que las circunstancias y el trabajo nos han traído hasta aquí. Con nosotros no ha habido un boom, nunca hemos sino esclavos de una canción, no hemos tenido altibajos terribles, sino que la cosa, a diferentes niveles, ha ido expandiéndose poco a poco. Hasta el cuarto disco no salimos de Euskal Herria. Hoy es el día en que de cada tres conciertos, sólo uno es aquí. Eso te da a entender que esa barrera idiomática que había a priori se ha ido derribando.

Una cosa que no existía cuando Berri comenzó en ese 94 y que ahora, sin embargo, el grupo cuida mucho son las redes sociales. De hecho, el lanzamiento de este último trabajo ha sido todo un ejemplo en el trabajo en Internet. ¿Cómo ha cambiado esto en 20 años, verdad?

-Sí, mucho. Con el tiempo nos hemos dado cuenta del arma que tenemos ahí. El mayor arma de Berri es su público y las redes sociales te acercan a él, y hacen que estén muy presentes todos tus movimientos. Internet también tiene su lado más oscuro que es la sobre-información, que hace que no escuchemos la música con la atención que se merece. Pero ha hecho más fácil descubrir grupos, compartir archivos... y eso sin olvidar que ha posibilitado que no dependas de los medios de comunicación. Hace 20 años, si no te ponían en la radio, era muy difícil que la gente llegase a ti. Ahora, pues si te ponen mejor, pero vamos. Tú tienes las armas, tú decides los titulares... ves también el poder que tienen los medios (risas). Si cuidamos las redes es también porque somos muy activos. No ponemos fotos de: me estoy tomando un café, buscando un Me gusta sin más. Desde la gestación de este disco hasta hoy todo ha sido un huracán de cosas. Todo el rato estamos en la carretera, que es donde ocurren las cosas, no en el sofá de tu casa. Ahí es donde se curte una banda.

Pero bueno, lo importante, al final, es la música.

-Y que salga el disco y ya deja de ser tuyo. Es entonces cuando nace el disco en realidad, las canciones empiezan ahí y te viene el veredicto. Y está siendo todo increíble. En el segundo EP arriesgamos mucho en el estilo y la gente lo ha valorado mucho porque precisamente es el más arriesgado. Muchos nos han dicho: prefiero otros Berri pero aprecio que después de 20 años tengáis las ganas de ver qué pasa si se hace algo diferente, distinto.

Como me niego a creer que no está componiendo...

-(Risas) Déjame vivir.

... no sé si todo lo que ha supuesto ‘Denbora da poligrafo bakarra’ va a condicionar su próximo trabajo. ¿No asusta un poco que esté el listón tan alto?

-Es verdad que para el siguiente paso vamos a tener muchos quebraderos de cabeza. Lo que más nos cuesta es dar con un concepto. Nos pasó con este disco, lo que más nos llevó fue decidir que íbamos a grabar 20 temas repartidos en tres discos grabados en tres estudios diferentes con tres productores distintos. Pero luego, hacerlo fue más sencillo. Ahora estamos pegando la patada al balón para atrasar lo que podamos ese momento, aunque llegará. Nos hemos ganado el derecho a estar disfrutando con los directos. Cuando llegue ese otro momento, sí creo que aparecerán los vértigos. Eso seguro. Además, porque creo que Denbora da poligrafo bakarra se va a valorar más con el paso del tiempo. No sé si somos muy conscientes de lo que hemos hecho. No sé si está bien que yo diga esto pero es que es un buen disco y creo que con el tiempo va adquirir más peso en nuestra carrera.

Por cierto, entre tanto viaje por el extranjero, ¿da tiempo para entrar en alguna tienda de discos y perderse un rato?

-No tanto como me gustaría. No hay mucho tiempo. Al final, ves la sala donde tocas y el sitio donde cenas. Al día siguiente, estás en carretera. Pero cuando tienes alguna oportunidad, sobre todo en Estados Unidos... Y no sólo tiendas de música, también de instrumentos.