Madrid - El nylon y el poliéster reciclados figuran entre los tejidos más sostenibles del sector textil, una realidad que desmitifica que las materias orgánicas sean las de menor impacto ambiental, según explica Gema Gómez, fundadora de la primera plataforma de apoyo a emprendedores de moda sostenible, Slowfashion Spain. Muchas de las grandes empresas y diseñadores que han presentado sus últimas creaciones recientemente en la Mercedes Benz Fashion Week de Madrid ya apuestan por la implantación de modelos más sostenibles, pero es “complicado conseguirlo si hablamos de producción masiva”. “No es que la moda sostenible sea cara, es que lo barato es explotar” y el actual modelo de producción sale al mercado con cifras mucho más económicas porque “no paga sueldos a las personas que producen, consume recursos y contamina sin ningún tipo de límite” y, por lo tanto, no incluye estos costes en su proceso de producción. Gómez insiste en que hay “claves que debe conocer el consumidor para cambiar el concepto de que este tipo de moda es cara”, como por ejemplo que el cultivo de algodón, que únicamente supone el 3 % de la producción textil, consume en 25% de los pesticidas y plaguicidas utilizados. Así, señala que la producción masiva de prendas de vestir “envenena la tierra”: sólo fabricar una camiseta de algodón de 250 gramos supone un consumo de 2.900 litros de agua y el uso intensivo del suelo provoca la pérdida de 120.000 kilómetros cuadrados de terrenos cultivables al año. En este mismo sentido se pronuncia la creadora de la marca sostenible Ecology, Eva García, que califica como “espeluznante” la presencia de “ríos de colores en lugares como India”. - Efe