20 años de canciones 1995/2015 (Mushroom Pillows) es el recopilatorio que el grupo valenciano La Habitación Roja acaba de publicar para celebrar sus dos décadas de música.
Si les dicen cuando surgió el grupo que estaría aquí dos décadas después... Impensable ¿no?
-Muy impensable y, por otro lado, muy natural porque todo ha sido canciones, disco y gira. Al principio, tocar en Valencia ya fue un acontecimiento. Luego vino Madrid, Barcelona, grabar, Grabaciones en el Mar nos fichó... Uno siempre fantasea con que los proyectos le vayan bien, pero la verdad es que los humanos somos bastante malos proyectando a largo plazo.
¿Qué análisis hace la banda de este tiempo? ¿Es imposible mantener la ingenuidad de aquella juventud, cuando todo parecía posible?
-Es imposible, pero por otro lado, hay conceptos que apenas han cambiado. La forma de hacer canciones y nuestras prioridades a la hora de hacer música siguen bastante inalterables. A pesar de que tocamos distinto y sabemos más, hay cosas que está bien intentar preservar. Por otro lado, cuando empezamos no se podía googlear, así que éramos un poco más pardillos. Pero a la vez, todo tenía más magia y valor. Siempre tuvimos nuestra ambición de hacer cosas pero nunca fue algo desmedido. Nuestro primer sello (y durante años) fue Grabaciones en el Mar. O sea, Pedro Vizcaíno, que no es de esas personas que te dicen: “chicos, os vais a comer el mundo con este disco”.
Es un ejercicio especulativo, pero ¿sería todo más fácil con su estatus en Gran Bretaña o USA? ¿Cómo está la banda y cómo ha ido la gira del último CD?
-Bueno, vamos mejorando cifras, lo que, con el contexto que nos rodea, es ya un éxito. Desde luego, este es un país donde la música (y el arte, en general) no se ven como una posibilidad de riqueza (a todos los niveles) o negocio desde el gobierno. Por ello, más que ayudar, se boicotea a todos los niveles. Eso dificulta mucho las cosas. Nosotros seguimos haciendo lo que nos gusta y mientras la gente nos apoye, podremos seguir en ello.
‘De cine’ ya miraba hacia atrás con un punto nostálgico. Y ahora esta antología. Es cosa de la edad y el tiempo, algo inevitable ¿no?
-Bueno, siempre hemos tenido un poso importante de nostalgia en nuestras letras. Puede que se vaya acrecentando con la edad porque cada vez hay más espacio atrás adonde mirar. De todas formas y así, globalmente, el último disco de estudio, La moneda al aire, mira mucho hacia delante.
¿Cómo se eligió el repertorio?
-Es más bien un disco donde están “las que tienen que estar”. Extraídas de nueve discos más una inédita, apenas dos canciones por disco y dejando fuera todas las caras B. Simplemente colocando las que no podíamos dejar fuera, ya nos quedábamos sin sitio. Están nuestras canciones más importantes.