Ninguno de los cinco es un novato en esto, aunque no fue hasta 2013 cuando empezaron juntos el camino de Flesh for Cannibals, una idea que Aritz (batería) tenía en la cabeza y que pudo poner en marcha al encontrar a Egoitz (voz), Raúl (bajo), Eduardo y Alex (guitarras). La intención, dicha en pocas palabras, puede parecer sencilla aunque no lo sea tanto: formar una banda con la mira puesta en los escenarios, en tocar y no parar, en ofrecer al público un “punk rock más macarra, llevado al hardcore”. De hecho, su primer paso sobre las tablas se produjo en Helldorado para arrancar con el listón alto y desde ahí no se han detenido ni dentro ni fuera de Álava (en Galicia, por ejemplo, saben bien de lo que son capaces los gasteiztarras) a lo largo de este tiempo.

Pero con la intención de poder difundir más sus sonidos y, de tener una tarjeta de presentación cuando se llega a determinados sitios para mover más conciertos, la banda se decidió el año pasado a realizar su primer EP, un trabajo de cinco canciones que vio la luz a finales de 2014 bajo el título de Overlord of the outerspace. “No estábamos buscando una producción o una masterización exagerada, sino que la intención era poder transmitir, en la medida de lo posible, lo que son nuestros directos”, explica el cantante del quinteto.

Every Scar in my Skin o Infection son algunos de los temas que en verano fueron registrados en los vitorianos Miravalley Studios para dar forma y fondo a un EP que en su versión virtual se puede escuchar y descargar en el sitio web fleshforcannibals.bandcamp.com. En lo que respecta al formato físico, el grupo ha decidido no vender los CD sino distribuirlos de manera gratuita como extra cuando alguien compra alguno de los materiales de merchandising (camisetas...) de Flesh for Cannibals. “El objetivo de este disco no es el de obtener dinero sino difundir más nuestra música y, por lo tanto, seguir tocando”, apunta Egoitz, como, de hecho, harán el próximo 21 de este mes en la sala Ibu Hots compartiendo tablas con Cohen.

Todo ello mientras el grupo sigue generando nuevas composiciones. “Tenemos varios proyectos en los que estamos dando pasos”, aunque uno de los integrantes de la banda no reside en estos momentos en la capital alavesa y eso dificulta un tanto los ritmos. Claro que “cada vez que viene lo explotamos”, ríe el cantante. “Tenemos un repertorio asentado para el directo, pero necesitamos trabajar en esas nuevas canciones, asentarlas e ir incluyéndolas poco a poco en los conciertos. Hay temas que llevamos tocando desde hace ya mucho tiempo y, hombre, empiezas a cansarte un poco, mientras que tener nuevas canciones entre las manos hace que te llegue un poco de aire fresco”, describe, al tiempo que señala que “después, con el material más reciente ya veremos si editamos otro EP o si nos pensamos hacer un disco de larga duración. En este grupo no hay planes estratégicos a largo plazo”.

Además, la agenda manda. Hay que volver al escenario, donde la banda es un “torbellino para unos, pero para otros somos demasiado suaves”, dice con una sonrisa Egoitz, consciente de que “tampoco es que hayamos inventado nada nuevo” más allá de “ahora estamos en esa época en la que queremos romper los esquemas, pero sin salirnos mucho”.