Dos Azkena en un mismo año. Más de 26.000 personas acudieron en este 2014 al Azkena Rock Festival (en la imagen, el gran concierto de Kadavar), aunque el certamen, con algo más de seguridad en cuanto al compromiso público, no ha querido esperar para adelantar ya buena parte del macro-evento de 2015. ZZ Top son uno de los cabezas de cartel para el 19 y el 20 de junio. Foto: Josu Chavarri
Rodaje en plena polémica de la tortilla. Hay veces en las que la realidad supera a la ficción. El rey gitano, la próxima película del gasteiztarra Juanma Bajo Ulloa, puede ser un buen ejemplo. Rodada entre finales de julio y agosto tanto en Rioja Alavesa como en Vitoria, parte de las escenas se tomaron durante la elaboración de la supuesta tortilla más grande del mundo. Foto: José Ramón Gómez
El cierre de 2014 ha sido bastante significativo acerca de la situación del sector cultural alavés a lo largo de los últimos doce meses. El cierre de la Galería Aitor Urdangarin pero, sobre todo, la presentación del Plan de Viabilidad para la Escuela de Artes y Oficios son dos claros ejemplos de que hoy el objetivo pasa por la supervivencia en las condiciones que sean. No quiere decir esto que no haya habido buenas noticias. Por supuesto que sí. Pero el panorama, con la crisis agarrada con fuerza a una realidad que algunos parecen no querer ver ya, sigue siendo oscuro. Y no tiene pinta de que 2015 vaya a traer muchos cambios, máxime teniendo en cuenta que, en un territorio con la cultura tan vinculada a la labor de las instituciones, llegan elecciones municipales y forales, lo que se suele traducir en un parón político que añadir a las prórrogas presupuestarias correspondientes.
En estos últimos meses se han ido soplando muchas velas: las 240 de Artes y Oficios, las 50 de la Fundación Sancho el Sabio, las 30 de Porpol y de la Semana de Cine Vasco, las 25 de la galería Trayecto y de los Martes Musicales, las 20 de Betagarri... aniversarios para revisar lo andado pero también para preguntarse qué cumpleaños podrá celebrar el territorio dentro de dos o tres décadas. Como hicieron hace unas semanas en estas mismas páginas Daniel Castillejo, director de Artium, y Araceli de la Horra, responsable de Montehermoso, en estos momentos, ante la situación generada y la falta de una estrategia común, pensar en la herencia que Álava va a dejar es, cuando menos, una incógnita. Una, además, con una respuesta no muy halagüeña.
“La base, señores, la base”. Es una de las frases que el director de orquesta Juanjo Mena dejó a lo largo de una extensa entrevista en este periódico a principios de año. Parece que sus palabras han caído en el olvido. Si la cultura y la educación, cada una por su lado, ya se están llevando lo suyo desde 2008, juntas, por lo menos en Vitoria a lo largo de 2014, han superado todos los límites. Falta de financiación, de proyectos, de ideas.... en definitiva, de llevar a la práctica las buenas intenciones que luego se venden en los medios de comunicación pero detrás de las cuales, en realidad, no hay nada. Situaciones como la del Conservatorio de Danza José Uruñuela o la ya mencionada Artes y Oficios hablan por sí solas.
Con lo que nadie puede, o así lo de muestra el trabajo diario, es con las ganas y los esfuerzos de muchas personas, grupos y colectivos tanto profesionales como amateurs. Ejemplos ha habido varios. De esa lucha contra molinos que de verdad son gigantes habla, por ejemplo, el proyecto de recuperación patrimonial que Eduardo Moreno ha llevado a cabo en torno a la música en Laguardia; o los reconocimientos obtenidos por Crescendo en su participación en las olimpiadas musicales de Riga; o el premiado estreno de la película Algo más que morir, de José Luis Murga y Oier Martínez de Santos; o la puesta de largo del último montaje de Panta Rhei en Costa Rica; o...
Pero es hora de mirar a un 2015 que, en lo estructural, se presenta con pocos cambios. Salvo que de las elecciones forales y municipales salgan unos representantes políticos decididos a, antes de nada, poner en marcha la elaboración de un plan estratégico cultural para el territorio, no se pueden esperar grandes cosas por esta parte más allá de actuaciones puntuales. Máxime si, como parece, la crisis va a seguir instalada y decisiones, como el 21% de IVA cultural, no se cambian. La lógica, por triste que parezca, se encamina a seguir profundizando en un modelo basado en lo superficial, en el hecho concreto, masivo y mediático que ayude, según las teorías políticas, a ganar turismo.
Tal vez aventurar el futuro, de todas formas, sea ir demasiado lejos. Hoy a cualquiera le pueden acusar de pesimista. Lo que sí sabe la agenda cultural alavesa es que, salvo sorpresas, no faltarán citas tradicionales a lo largo del calendario. Algunos, como el Azkena Rock y el Festival de Jazz de Vitoria, de hecho, ya tienen bastante avanzadas sus planificaciones. Será el año también, o eso dice la lógica, para el estreno de El rey gitano, de Juanma Bajo Ulloa, cuyo rodaje en Rioja Alavesa y Vitoria tanto revuelo levantó en verano. Cosas de la vida, una película que entre sus planos contará con la elaboración de una tortilla de patata que iba a ser la más grande del mundo.
Un 240 aniversario agridulce. La Escuela de Artes y Oficios ha celebrado en 2014 sus 240 años de andadura, una cifra redonda que, en teoría, debía tener un tono festivo (como sucedió con el acto de octubre que recoge la imagen), pero que ha estado empañada por las incógnitas que aparecen en el futuro del centro. El Plan de Viabilidad presentado hace unos días no es más que un informe empresarial en el que la formación y la cultura pasan a ser un negocio en busca, como dice el estudio, de clientes. Foto: Jorge Muñoz
De casa, pero lejos. Al igual que Juanjo Mena, a lo largo de estos últimos doce meses han sido varios los nombres propios de la cultura alavesa, pero que viven fuera de las fronteras estatales, los que han pasado por estas páginas. Junto a su batuta han estado la bailarina Aiara Iturrioz, el pianista Antonio Oyarzabal, la actriz Sandra Maturana, el también director de orquesta Diego Martín Etxebarria... Foto: Jorge Muñoz
Voces con premio. En un año en el que, salvo algunas nominaciones, ningún Max, Goya o similares han sido para creadores alaveses, las medallas, y en este caso nunca mejor dicho, han llegado de la mano del coro Crescendo. De su paso por las Olimpiadas Mundiales Corales, los jóvenes intérpretes alaveses se vinieron con varias distinciones, algo que a su vuelta les fue agradecido. Foto: Josu Chavarri
La reflexión que falta. Ante la situación actual y antes de cerrar el año, DNA invitó a Daniel Castillejo, director de Artium, y Araceli de la Horra, responsable de Montehermoso, a reflexionar sobre el hoy y el mañana del sector en Álava. La enriquecedora conversación sirvió para reclamar, una vez más, la puesta en marcha de una reflexión común que ayude al territorio a definir, sin establecer restricciones, un futuro compartido que vuelve a poner en valor a la cultura. Foto: Alex Larretxi