Expectación. Eso es lo que se palpaba ayer a las diez de mañana en Durango. La apertura de la Azoka estaba establecida para las diez y media, pero más de uno madrugó para hacer cola. Caras pegadas a los cristales, pequeños empujones, risas histéricas. Algún que otro impaciente incluso intentó colarse para echarles un primer vistazo a sus discos favoritos, una primera mirada a los libros, un primer ojo a las 330 novedades más esperadas que se expondrán durante todo este fin de semana hasta el lunes. Aunque ayer, sin duda, los protagonistas fueron lo más jóvenes: 1.170 alumnos de 36 centros educativos se acercaron a la Azoka para conocer más de cerca las maravillas de la cultura vasca.

“Vivimos tiempos difíciles, tiempos de cambios tanto en las costumbres como en los soportes, y nosotros tratamos de adaptarnos de la mejor manera posible”, asegura Olatz Osa, responsable de Elkar, mientras decenas de niños curiosean las portadas de los libros en su stand.

Sin embargo, no todo cambia. El amor, la muerte, las aventuras. “Todos buscamos nuestras inquietudes en los libros y son bastante universales y atemporales”, opina Osa. Aun así, afirma que también, con los nuevos tiempos, se han ido introduciendo “más despacio de lo que debería” otros temas de actualidad, como la inmigración o el hecho de que un niño pueda tener dos padres del mismo sexo. “Es más, nosotros buscamos esas historias”.

La conclusión de Osa es clara: no se lee menos. “Ni tan siquiera los jóvenes, como se dice en la calle”. Explica que da esa sensación porque los formatos y las maneras de lectura han cambiado, pero no la importancia de la literatura.

De la palabra al dibujo Jon Gimenez es el responsable de la editorial Txalaparta. En un mundo donde lo audiovisual cobra más fuerza día a día, él apuesta por el cómic. “Los niños, por lo general, lo prefieren”. La razón es que son más rápidos de leer y con Internet tanto jóvenes como adultos se han acostumbrado a tenerlo todo “ya”, al momento: “Cada vez pensamos más que no tenemos tiempo para coger un libro y terminarlo”.

Aunque admite que con la Red sí que han cambiado muchas cosas, considera que la literatura perdurará, sobre todo en formato cómic. “Hay libros que se pueden pasar a un soporte digital porque no afecta al contenido, pero con las obras ilustradas no se puede”. Pero el cómic también se ha revolucionado: “Ahora también hay cómics para adultos”. Un buena elección, en su opinión, sería Prehistoriatik erromanizaziora, una obra ilustrada tanto lúdica como educativa para todas las edades.

Más centrada en la literatura infantil ilustrada se encontraría la editorial Erein. “Siempre hemos dado mucha importancia a los dibujos y seguimos así”, comenta Idoia González, responsable de comunicación de la firma. Según explica, muchas veces con sus obras tratan de enseñar a leer, propiamente dicho. “Adaptamos la cantidad de texto y el tamaño de las imágenes en relación a la edad para que todos puedan disfrutar de la literatura”.

Zombies, piratas y mucho más Naira Ibar es encargada de la editorial Gaumin, firma que ha optado más por la franja juvenil: edita historias de zombies y piratas -incluyendo piratas vascos que existieron en el siglo XVI- entre otros. “Pero siempre hay por detrás temas más profundos para hacer reflexionar, temas que ellos pueden vivir en su día a día”. Entre ellos destacaría dos historias, una trata sobre el cáncer y otra sobre el bulling. “Pero la gran mayoría son de aventuras”.

Pese a sus diferencias, todas las editoriales coinciden en dos cosas. La primera, que la mayor traba de la literatura vasca es la falta de costumbre de leer en euskera. “Es algo que hay que fomentar en casa, en la escuela, en calle”, opina Ibar. Y por otro lado, el hecho de que los jóvenes lean por obligación en vez de por propia afición, como ocurre a menudo.

“La literatura forma personas con valores”, considera Sabin Gorrotxategi, gerente de la editoria Ibaizabal. Por ello, y porque coger un hábito de lectura es fundamental cara a la educación, Gorrotxategi opina que la literatura tiene “un buen futuro”. “Hay que llamar la atención de los jóvenes con historias interesantes”. El fin definitivo: disfrutar.