La Catedral va a estrenar en 2015 una nueva boina. Tendrá unos 500 metros cuadrados y, como muchas otras cosas en la recuperación del templo gótico, la reutilización o reciclaje, como se quiera decir, será esencial porque esta txapela para el techo llegará desde un suelo muy cercano, el de la plaza Santa María. Y cómo no, pues es marca de la casa, la estructura abrirá otras posibilidades al recorrido de los visitantes del edificio.
El destino final es el exterior de la cabecera de la Catedral. Allí se va a instalar ya este puzzle con un doble objetivo. Por un lado, como es evidente, proteger de las inclemencias climatológicas a los trabajadores que actúen en la restauración de los tejados de las capillas de esta zona del edificio, unas actuaciones que, lo más seguro, se produzcan en 2016 puesto que los ritmos de financiación van a impedir que se empiece antes (es más urgente, por ejemplo, dirigir los esfuerzos a las cubiertas bajas de las capillas). Por otro, siguiendo el espíritu del Abierto por Obras, habilitar, esté en marcha o no el proceso de restauración, nuevos itinerarios para el público. “En el triforio hay unos accesos muy fáciles a las partes bajas de esas cubiertas, es decir, podríamos llegar a desmontarlas, que la gente viera cómo está construida la Catedral, las bóvedas góticas más interesantes del templo y cómo luego se va a completar un tejado definitivo” explica el máximo responsable de la fundación, Juan Ignacio Lasagabaster.
Justo esta semana está empezando el desmontaje en la plaza Santa María de la estructura que durante los últimos años ha estado protegiendo la zona de la lluvia, la nieve... De ese conjunto, 1.500 metros cuadrados se van a llevar en un primer momento al parque de servicios de la Diputación alavesa con la propuesta de que la institución foral los aproveche para que “esos elementos sigan protegiendo zonas arqueológicas del territorio, excavaciones que se están haciendo, que se vayan a hacer o que estén hechas y estén en peligro de conservación”. Los otros 500 metros cuadrados serán los que inicien su viaje hacia el techo del templo gótico.
En este sentido, son varias las actuaciones que se están llevando a cabo en estos momentos. En primer lugar, la empresa adjudicataria de la colocación está calculando la manera de, con una grúa (que también ha habido que establecer cómo hacerla llegar a la zona), levantar y trasladar la txapela. Hasta ese instante, la estructura se montará a ras de suelo con la misma forma que tendrá arriba, mientras que en su destino final se procede a instalar las bases y los pilares que soportarán el conjunto. “A veces no nos damos cuenta, pero las masas de piedra que hay en el ábside son de muralla, de tres metros de espesor... la Catedral ni se va a enterar” de la boina. Así, el resultado final “nos va a permitir trabajar el tiempo que sea necesario en esa zona y seguir con la filosofía del Abierto por Obras”.
Todo esto parte, eso sí, de hace diez años puesto que Lasagabaster recuerda que la intención de la fundación, cuando se instaló la cubierta de la plaza, ya pasaba por reutilizarla. “Para nosotros el concepto del tiempo es relativo puesto que va atado al de las posibilidades de financiación. Entonces y ahora, esta estructura nos va a permitir no estar sujetos a las prisas porque donde tenemos que actuar estará protegido”.