¿Qué es la cultura? Si revisamos lo que se ha escrito en las últimas décadas sobre este término, podríamos recoger más de cien acepciones distintas. Y eso que hablamos de un vocablo relativamente moderno: fueron los alemanes los que acuñaron esta palabra hace tres siglos. Adoptaron el término kultur tomándolo del vocablo francés cultur, que a su vez proviene del latín colere. Palabra que tiene un significado agrícola: cultiva.
Cultura, por lo tanto, se refiere a ese proceso de cultivo intelectual que permite que brote el conocimiento en una sociedad. Pero de una idea única de cultura, de “monocultura” -aunque nuestras definiciones puedan ser diversas en el fondo todas hablan de mismo- hemos pasado a acuñar el concepto de “multicultura”, pues los flujos migratorios de las últimas décadas han provocado que en un mismo espacio geográfico se nos presenten modelos culturales diversos.
Y, claro, todavía hoy en día nuestra idea de cultura sigue teñida del concepto original: son mayoría los que creen que su modelo de cultura es la idónea. Piensan que su arte, su moral, sus costumbres, sus hábitos, sus capacidades? son mejores que las de las personas pertenecientes a otras culturas. Por eso desde su cultura enjuician a esas otras. Creen que la suya ocupa el centro del mundo y visualizan al resto bajo su prisma. A esto se le llama “monoteísmo cultural”, o “etnocentrismo”. Conceptos que en el fondo están correlacionados con la arrogancia, el desdén, la superioridad hacia las culturas externas.
La multiculturalidad habla de la existencia de varias culturas diferentes en un mismo espacio. Habla de la existencia de un pueblo nativo al que se le han ido juntando otras culturas. Culturas que tendrán que adaptarse a los modos, costumbres nuestras, perdiendo su esencia para incorporarse a la nuestra. Pero este deseo, no lo olvidemos, choca con los propios principios de respeto, solidaridad y convivencia que, paradójicamente, forman parte de nuestra cultura.
Por el contario la interculturalidad va más allá: predica la interrelación, el intercambio, el aprendizaje mutuo entre diversas culturas. Cree en un marco de igualdad para todas las culturas. De que una no es superior a otras. De que gentes de otras culturas no son más vagas, amorales, defraudadoras que las personas nativas, como señala el alcalde de nuestra ciudad, dicho sea de paso. La interculturalidad se esfuerza por tratar de comprender las diferencias culturales. Trata de propiciar que la gente llegue a apreciar las contribuciones hechas por distintas culturas en sus vidas. Derriba las barreras culturales, en definitiva. Se basa en la idea de ciudadanía: dos ciudadanos de diversas culturas tendrán siempre los mismos derechos y las mismas obligaciones y no serán discriminados, señalados, ni positiva ni negativamente por razones culturales, de procedencia. Y uno es un ciudadano de un lugar, simple y llanamente, cuando se ha empadronado en él.