MADRID. Se trata de la primera incursión del Museo en el mundo de la moda, con hasta 91 piezas de la 'Maison', que entre otras pertenecieron a la musa del modisto, amiga y actriz Audrey Hepburn, a quien dedica un capítulo especial la exposición, así como a otras personalidades del siglo XX como Jackie Kennedy, Wallis Simpson o Carolina de Mónaco.
Las muestras, seleccionadas por el propio modisto, proceden de museos y colecciones privadas de todo el mundo, como por ejemplo un vestido noche negro en satén guarnecido con visón de la española Martínez Bordiú, de 1974, o el vestido negro de tubo creado para Hepburn en Desayuno con Diamantes (1961).
PARTE DE LA HISTORIA DEL CINE Y DEL SIGLO XX
Muchas de las piezas exhibidas forman parte de la historia del cine y de la historia del siglo XX, como el vestido que llevó Jackie Kennedy en la recepción oficial que dio el general De Gaulle durante la visita oficial a Francia del presidente de los Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy.
"El Thyssen por fin tiene una exposición de moda. Llevábamos tiempo acariciando la idea. Ahora lo hace en una gran retrospectiva de uno de los últimos grandes maestros de la alta costura. En ella, y por deseo expreso de Givenchy (gran coleccionista de arte), se han conseguido relacionar la pintura y los modelos de forma muy sutil", ha destacado al comienzo de la presentación en la sede del museo en Madrid el director artístico del mismo, Guillermo Solana.
El acto ha estado presidido por la propia baronesa Carmen Thyssen-Bornemisza; el maestro Hubert de Givenchy; y también por el comisario de la exposición, Eloy Martínez de la Pera. Según han valorado Solana y Martínez de la Pera, el propio diseñador ha estado al frente de la muestra cuidando hasta el último día el más mínimo detalle de los maniquíes y de los vestidos, así como los textos que los acompañaban.
EL ARTE Y LA MODA, SIEMPRE LIGADOS
A juicio de la baronesa Thyssen, "siempre" la Historia del Arte estaba ligada con la moda, además de que "la historia del hombre siempre se ha visto reflejado con la belleza de los trajes" y por ello era importante para el museo realizar una exposición de estas características. Igual que para Givenchy, Carmen Cervera ha admitido que, "cuando era más jovencita", también admiraba a Audrey Hepburn.
Al término del acto, y en respuesta a los periodistas, ha admitido tener una gran colección de vestidos de alta costura y haber tenido un Givenchy que perdió, ya que le robaron la maleta con él dentro en un vuelo de Nueva York a un país de sudamérica, antes de conocer a su marido.
El modisto, por su parte, ha agradecido a la baronesa la oportunidad de poder celebrar esta gran retrospectiva de su obra en un museo como el Thyssen, así como en España, un país al que se ha mostrado muy unido, entre otros aspectos gracias a su maestro y mentor Cristóbal Balenciaga (Getaria).
"Era una propuesta única trabajar en esta exposición. El día de la inauguración también es un homenaje a todos los que han trabajado conmigo. La moda es parte del arte pero no siempre ha sido considerada así", ha afirmado el modisto.
Preguntado sobre si la Alta Costura se relaciona con la moda actual, Givenchy ha sentenciado que la 'haute couture' ya ha vivido su tiempo y "ha llegado a su fin", con el "último de los grandes", como a su juicio así lo fue Yves Saint Laurent. "Las modas de ahora no son la moda de entonces. La época de los grandes modistos acabó", ha concluido.
LA INSPIRACION DE GIVENCHY Y EL ARTE
Mientras, Eloy Martínez de la Pera ha calificado la exposición de "momento histórico" y de "importancia universal" al tratarse de un homenaje al "último gran maestro de la alta costura". "La sociedad tenía una deuda con la alta costura por no tener una muestra sobre Givenchy. No es sólo una exposición de moda sino sobre cómo sentía la moda", ha advertido.
Además, esta retrospectiva es fiel reflejo de la pasión del modisto por el arte, que se mezcla en la elaboración de sus diseños, con brocados, pedrería o estampados por ejemplo. Así, la exposición presenta ese 'diálogo' del maestro costurero con la pintura y por ejemplo, a través del recorrido puede apreciarse 'Santa Casilda', una de las obras del pintor español Francisco de Zurbarán, y fuente de inspiración para uno de los diseños de Givenchy, quien también se iluminaba con Mirò, Rothko, Sargent, Robert y Sonia Delaunay o Gergia O'Keeffe.
"Yo no soy coleccionista de arte sino 'seleccionista' porque ser coleccionista me aburre. Hace falta enamorarse de una cosa que te ha aportado algo", ha agregado Givenchy. En total hay 17 pinturas y una selección de fotografías de gran formato.
El recorrido de la exposición empieza por ejemplo con un primer espacio dedicado a mostrar los comienzos de la 'Maison Givenchy', en 1952, con piezas destacadas de la que fue la primera colección en su propia casa de costura, como la famosa 'blusa Bettina', llamada así en honor de una de las modelos más bellas de la época y buena amiga del diseñador.
A esta blusa le siguen otras creaciones que le siguieron en el tiempo, como unos vestidos de noche con el cuerpo suelto que podían llevarse también con falda o pantalón, una selección de vestidos cortos, piezas de indumentaria en piel y delicados trajes en seda y 'lamé' que culminaría con una muestra de vestidos que combinan el blanco y el negro, introduciendo aquí una de las mayores señas de identidad de Givenchy: su maestría con el color negro.
A continuación, la exhibición avanza a través de una selección de trajes que muestran el trabajo artesanal en bordados y muselinas, presentes en piezas como los 'déshabillés', hasta llegar hasta otra de las señas de identidad de Givenchy: la elegancia del uso del color.
Es aquí donde puede observarse la influencia en sus diseños de los grandes pintores de la historia y cómo ha sido capaz de trasladar y transformar lo expresado en determinados lienzos, como las dos obras de Sonia y Robert Dealunay, presentes en este espacio. En la exposición también tienen cabida una muestra de sus trajes de novia y de noche más representativos.
Desde la fundación de su casa de costura, el 'couturier' francés ha cosechado un éxito continuado. Admirador de la obra de Cristóbal de Balenciaga, de él heredó una forma de hacer y de entender la costura que se caracteriza por la pureza de líneas y volúmenes. Fue el primer diseñador en presentar una línea de prêt-á-porter de lujo en 1954.