madrid - “La experiencia en solitario ha sido extenuante”, dice Martín Chirino, el escultor del hierro, las espirales y el viento, que mañana leerá su discurso de ingreso, titulado La Fábula del Herrero, en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. “Mi ingreso era un proyecto demorado y al final el honor, como a todos, me ha hecho vulnerable”, afirma el artista.

A punto de cumplir noventa años, Chirino cree que ha exprimido la vida en la medida que ha podido, aunque puntualiza que “no cabe duda de que la experiencia en solitario ha sido extenuante”. La historia de Martín Chirino, considerado el escultor español vivo más reconocido internacionalmente, es la de un niño solitario que quería “mover la línea del horizonte” en la playa de Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria. “He apostado de manera decidida por aquello que quería asumiendo, por lo tanto, también sus consecuencias”, y “si miro hacia atrás el camino recorrido desde la perspectiva de este presente yo soy de los que creo que todo lo que me sucede es lo mejor que me puede suceder”. - Efe