Washington - La exbecaria de la Casa Blanca Monica Lewinsky ha roto su silencio de más de una década para insistir en que su relación con el presidente Clinton en 1998 fue "consentida", aunque agregó que "lamenta profundamente lo ocurrido". "Desde luego, mi jefe se aprovechó de mí, pero me mantendré siempre firme en este punto: fue una relación consentida. Cualquier abuso vino posteriormente, cuando se me convirtió en un chivo expiatorio para proteger su poderosa posición", señaló en Vanity Fair. Lewinsky, después de unos años de depresión, trató de sacar partido a la publicidad recibida con el lanzamiento de una línea de bolsos con su nombre y la aparición en varios programas televisivos. Pero en 2005 decidió irse a estudiar en Inglaterra en la prestigiosa London School of Economics, donde se graduó en psicología social, y desde entonces ha tratado de rehacer su vida alejada de los medios. Sin embargo, considera ahora que "ya es hora de dejar de husmear" en su pasado. "Estoy decidida a tener un final diferente. He decidido, sacar la cabeza de mi parapeto de modo que pueda retomar la narrativa y dar un propósito a mi pasado. Lo que me vaya a costar, lo descubriré pronto", remarcó.

Lewinsky reconoció haber "permanecido virtualmente recluida pese a haber sido inundada con solicitudes de entrevistas" y haber "rechazado ofertas" que le habrían hecho ganar 10 millones de dólares. Como detonante para su aparición, cita el caso del estudiante Tyler Clementi, que se suicidó en 2010 después de que un vídeo besando a otro hombre se publicase en internet. Debido a esta historia, dijo, mi madre "volvió a revivir 1998". "Ella estaba volviendo a vivir esas semanas en las que se quedó al lado de mi cama porque yo también tenía tentaciones suicidas. La vergüenza, el escarnio y el miedo que habían sido lanzados a su hija la dejaron temerosa de que me quitaría la vida", apuntó en uno de los momentos más duros del relato. - Efe