Una conocida marca de ropa tiene como lema de campañas publicitarias este de La vida es chula que resulta a medias singular, extraña y escasa de contenido informativo porque chula es el término que no está en el diccionario, pero sí chulada, que significa desde acción indecorosa hasta cosa linda, que es lo que quieren decir los profesionales de la imagen de esta marca catalana que se llamada Desigual, escribiéndose la d inicial al revés de lo recomendado en la ortografía. Los creativos de la marca han sobrepasado los límites del sentido común, al jugar con la situación de embarazo, uso de preservativos y la escena de pincharlos para quedar embarazada y burlar la situación del compañero de cama. Y todo ello con rompedora iconografía y ritmo atractivo. Los correspondientes servicios de la Generalitat han puesto el grito en el cielo y han denunciado el contenido y modos de este reclamo publicitario que ataca campañas de concienciación de prevención de enfermedades de transmisión sexual y embarazo. Frivolizar con asuntos de comer en medios de comunicación de masas como en el caso actual es de riesgo de incendio en temporada alta y en la presente ocasión el revuelo está servido para gran notoriedad de la firma anunciante. La empresa ha pretendido defender el contenido del anuncio reivindicándolo como grito a la liberación personal de la mujer y al derecho de perseguir los sueños; podían haberse quedado callandito porque la coladura es de escándalo y con ciertos asuntos sensibles para la sociedad hay que actuar con adecuado tacto y lo del fin y los medios es de necesaria aplicación a este tipo de situaciones que resitúan los límites de la libertad de creación y expresión. La vida es chula, para unos más que para otros. Las excusas de que no se ha querido herir la sensibilidad del espectador sobran; pues sólo falta eso, que se hubiera montado el patín con alevosía y premeditación.
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