madrid - La actriz Leonor (Ceballos) Watling estrena este viernes Amor en su punto, una "gastro comedia" rodada en inglés y dirigida por una española y un londinense que le gusta, le divierte, le parece "buenísima" y por ello, la recomienda. Sin más calificativos.
"Sinceramente, me da pereza lo de la nacionalidad del cine... Uno va a ver una película americana que no le gusta y no dice 'no me gusta el cine americano' -reflexiona la madrileña-, dice, 'no me ha gustado la película". Y en ese sentido, abunda: "Carmina y amén es buenísima; 8 apellidos vascos es buenísima; Amor en su punto es buenísima, y da igual de dónde sean". "Reírse es importante y en estos momentos, fundamental. Nos hace falta reír y salirnos del mismo discurso triste", y así se explica el éxito de la taquillera 8 apellidos". "Esta es diferente", precisa la actriz, que ayer promocionaba el estreno de la cinta junto a su compañero de reparto, el irlandés Richard Coyle, y los directores Teresa de Pelegrí y Dominic Harari, aunque este sábado llegará también a Vitoria con su faz musical en forma de Marlango.
Amor en su punto transcurre en Dublín y cuenta una historia de amor entre un escritor gastronómico irlandés, Oliver (Coyle), cuyas relaciones afectivas duran, como máximo, seis meses, y una gestora cultural española, Bibiana (Watling) a la que conoce justo cuando descubre que el amor de su vida la ha engañado. Los protagonistas no tienen nada en común y en lo fundamental ni se aproximan: ella es una vegetariana comprometida con las buenas causas y él sólo reacciona ante la buena comida. "La historia se explica a través de la comida, es su campo de batalla y, a la vez, una metáfora de lo que les pasa en su interior", explica De Pelegrí, quien asegura que la película funciona por eso: "No me la imagino con un obseso de los zapatos". La realizadora española comparte sentido del humor con Dominic Harari. "Supongo que por nuestro amor en la vida real -apunta Harari- y porque nos gusta verlo en nuestras películas". "Los dos pensamos que el humor nos permite reírnos de todo, que no hay límite y además es terapéutico, para nosotros y para el público", remata el británico, quien recuerda que se trata de una coproducción con Irlanda rodada en inglés, aunque en España se verá una versión doblada. "Lo bueno es enfocar el lado universal (de la historia), lo que permite disfrutar desde cualquier cultura; aparte -precisa-, tenemos un gran afecto por ambas culturas y cuajan muy bien".
Amor en su punto tiene mucho de sátira, ironiza sobre un montón de tópicos y se mete por igual con los extremos gastronómicos, sociales y convencionales. De Pelegrí sostiene que "una comedia tiene que ser capaz de hablar de todo, llevar las cosas al extremo, reírse de todo, y ya está". Los productores esperaron a Watling para rodar el filme, porque "Bibiana era un papel perfecto para ella: muy cerebral y, a la vez, muy apasionada", cuenta la realizadora.