El Día Internacional del Libro se celebra hoy en un contexto difícil para el sector editorial, que está atravesando cambios sustanciales debido a la situación económica derivada de la crisis, una circunstancia a la que se le debe añadir la progresiva alteración social en los hábitos de lectura. Según datos publicados recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la producción editorial de la Comunidad Autónoma Vasca descendió en 2013 un 21% con respecto al año anterior. A pesar de que las cifras son poco halagüeñas, varios profesionales de editoriales vascas desdicen que la cosecha precedente haya sido tan catastrófica como muestra dicho número. Con todo, no ocultan su preocupación por una situación provocada debido al declive en las ventas de libros.

"Ha bajado, pero según nuestros datos no tanto", señala Joxemari Sors, presidente del Gremio de Editores del País Vasco y director general de la editorial Elkar. "La bajada de los títulos no ha sido tan notable, pero sí que ha bajado el número de ejemplares, cada vez se hacen tiradas inferiores. Ocurre lo mismo en otros idiomas, pero mientras los idiomas grandes tienen margen para bajar, el euskera está en el límite. El número de títulos nuevos publicados es un 5% inferior, mientras que la producción de ejemplares ha descendido un 12%", especifica sobre las publicaciones en euskera teniendo en cuenta todo el territorio en el que se habla. En realidad, si las cantidades difundidas por el INE se analizan con detenimiento, se perciben diferencias entre las publicaciones en euskera (de 667 en 2012 a 567 en 2013 con una bajada del 15%) y en castellano (de 1.076 a 884 con una reducción del 18%). De hecho, el motivo por el que el porcentaje se eleva al 21% es por el descenso en las publicaciones en otros idiomas o en títulos bilingües.

En cuanto a la situación en Navarra, la edición de nuevos títulos ha bajado un 6% (con un porcentaje similar tanto en euskera como en castellano). "Nosotros podemos ser uno de los motivos por los que el descenso no ha sido tan acusado; siendo Navarra un territorio tan pequeño, basta con que se publiquen 25 libros más para que el porcentaje de producción suba 10 puntos. Si habitualmente publicamos una media de 40-50 títulos, el año pasado fueron 60 gracias a un convenio firmado con el GRUPO NOTICIAS, a través del cual editamos 10 obras en una nueva colección, Biblioteca de las Letras Vascas. Hemos editado más libros que nunca, pero no es lo habitual", explica Pello Elzaburu, responsable de Pamiela, editorial bilingüe establecida en Pamplona.

consumo y subvenciones El caso de Pamiela es una excepción en el panorama vasco actual, que ha visto cómo algunas de sus editoriales más importantes, como Alberdania, ha dejado de editar libros. "No sabemos si ha desaparecido o si continuarán después de un receso", señala Sors sobre la editorial, que en 2013 no publicó título alguno. En palabras de Elzaburu, "en los últimos quince años ha sido una de las cuatro o cinco editoriales vascas que más ha publicado. Ese cese puede afectar a las cifras". "Están desapareciendo muchas editoriales debido a la crisis y los soportes digitales; no son buenas noticias, aunque se trate de la competencia", declara por su parte Iñaki Aldekoa, editor de Erein.

En cualquier caso, los profesionales están de acuerdo en que el principal motivo del descenso en la producción es la bajada en las ventas. "Se publican muchos libros, pero entre ellos son muchos los que no se venden", evidencia Aldekoa. Según Sors, "habría que estudiar cada caso, pero podríamos decir que la compra de libros ha descendido entre un 5 y un 8%". Sin duda, una realidad que está afectando notablemente a otra de las industrias del sector: a las librerías. La bajada de ventas se debe, por una parte, al descenso del poder adquisitivo producido por la crisis y, por otra, a la incorporación de los soportes digitales que han dado vía libre a la piratería.

Además del consumo privado, la producción editorial se nutre del consumo público realizado por las bibliotecas dependientes de las administraciones. "En el caso de Navarra, el dinero que otorga el Gobierno foral para la adquisición de títulos ha bajado en los últimos cinco años de más de 400.000 euros a 150.000 euros, más o menos. Eso influye directamente", explica el responsable de Pamiela. En ese sentido, la situación en la CAV es bien diferente. A principios de abril el Gobierno Vasco anunció una iniciativa para ofrecer el préstamo on line de libros digitales en las 230 bibliotecas de Euskadi a partir de julio. Dicho proyecto contará con una ayuda de 270.000 euros que complementará la apuesta tradicional de las bibliotecas por la adquisición de libros de papel a los que se destinará 820.000 euros (140.000 más que el año anterior).

En sintonía con lo expuesto, Elzaburu critica también la falta de ayudas a la producción por parte del Ejecutivo navarro: "La clase política de aquí desconfía de la cultura democrática y de la disidencia. Mientras todas las administraciones europeas promueven ayudas para la publicación, la subvención del Gobierno de Navarra se limita este año a 15.000 euros que se deben repartir entre las publicaciones escritas en euskera y en castellano, sin que las editoriales con ánimo de lucro puedan solicitarla". La realidad en CAV también es discordante en este punto, ya que a la espera de que se publique una nueva convocatoria, las subvenciones a la producción editorial de carácter literario por parte del Gobierno Vasco fueron en 2013 de 536.000 euros (115.000 en castellano y 421.000 en euskera).

publicar y vender Como todos en el sector privado, el editorial debe buscar su rentabilidad. De ahí vienen algunas cifras curiosas, como la que determina que en Madrid se han publicado más libros en euskera que en Navarra durante el último año (72 frente a 60). "Las editoriales españolas solo están presentes en los nichos en los que el euskera es un negocio", sentencia Elzaburu.

"La producción de libros en euskera más allá de las fronteras del euskera se centra en libros infantiles y libros de texto. Las mayores ventas se realizan ahí, donde las ayudas también son más cuantiosas. En las subvenciones no se tiene en cuenta que se produzca aquí o fuera. Sin embargo, nuestros libros de texto parten de cero, mientras que fuera realizan materiales para todas las comunidades. Eso supone dos problemas: que los costes de nuestros libros sean mayores y que los de fuera promuevan el colonialismo cultural", explica el director de Elkar.

El público infantil y juvenil es un segmento ideal al que dirigir los productos editoriales. "Apostamos firmemente por dedicar literatura a los lectores del futuro. De hecho, tenemos una alianza estratégica con la editorial gallega Kalandraka para ofrecer álbumes ilustrados. La afición a la lectura se debe promover desde que los niños son pequeños y para ello es necesario ofrecer una lectura atractiva", apunta el responsable de Pamiela, quien muestra cierta preocupación en relación a la afición a la lectura. "Mientras antes el libro era el único transmisor de conocimiento, las nuevas tecnologías han facilitado otros métodos". Sors y Aldekoa se muestran más positivos al respecto. "Cada vez hay más gente que lee en euskera, aunque las formas de lectura hayan cambiado", indica el director de Elkar.

Respecto a los retos a los que se enfrentan a corto plazo, los profesionales tienen varias respuestas. Aldekoa señala que en Erein se centran en "tratar de publicar y vender los mejores libros, los más atractivos. Siempre será ese el mayor desafío, sea en papel o en digital". En el caso de Pamiela, lo importante es mantener el atractivo para el lector, algo que les es relativamente fácil gracias a nombres como Bernardo Atxaga. En cuanto al director de Elkar, más pragmático, considera que "el mayor desafío de una editorial, como el de todas las empresas, es resistir y superar la crisis". Con todo, la contienda diaria de una editorial se centra en que el número de lectores aumente; a partir de ahí las cifras van por sí solas.