Madrid - A punto de cumplir cuatro temporadas al frente del espacio que cada viernes por la noche logra despertar "un espíritu crítico" en el espectador, recuerda que el comienzo no fue fácil y que estuvieron "ocho meses dando vueltas" y pidiendo "segundas y terceras oportunidades" hasta encontrar su sitio.

¿Qué balance hace de casi cuatro años de programa? ¿Les costó encontrar su lugar y su público?

-Costó, entre otros motivos, porque los programas informativos son de crecimiento muy lento, y es normal porque no tienen contenidos muy aparatosos o un espectáculo muy vibrante. La casa hizo una apuesta muy decidida por este programa, se le mimó, fue dando vueltas por la parrilla hasta que encontró su lugar y eso ha ayudado enormemente a consolidarlo. La acogida ha sido abrumadora, no pensábamos conseguir una fidelidad tan grande, un espíritu tan crítico en el espectador. También hemos conectado en un momento en el que la gente andaba muy necesitada y con más demanda de saber cosas.

¿Es un formato que se muestra rígido frente a la actualidad o se puede adaptar?

-Nuestros reportajes llevan tiempo, aunque hay algunos que se desarrollan con velocidad. Decidimos qué temas emitimos en función de la actualidad, pero en alguna ocasión sí ha ocurrido que con 48 horas hemos hecho un sprint con un tema que ha explotado y no teníamos más remedio que hacerlo.

¿Hay límites o les han negado una línea de investigación o tema?

-No. Sí ha habido casos en los que la Policía nos ha pedido que no sacáramos un tema o que esperáramos un poco, pero se han dado cuenta de que tratamos la información con respeto y responsabilidad. Más que un tema parado por el personaje puede haber sido porque ha fallado nuestra línea de investigación. Y como nuestro objetivo es contar algo que no hayan contado nuestros compañeros de informativos, pues lo dejamos. Pero más que abandonar temas, se quedan en un cajón y luego se retoman.

En 'Equipo de Investigación' se recurre en ocasiones a la cámara oculta. Usted era contraria. ¿Por qué ha cambiado de opinión?

-Precisamente por el uso. Al final el instrumento no tiene la culpa y depende del uso que le das. Nosotros la hemos usado siempre muy cuidadosamente y, además, antes de emplearla hubo un gran debate interno periodístico en la casa, incluido el departamento jurídico. No vale usarla para hacer que la gente caiga en trampas. Nosotros la usamos cuando vemos a alguien que miente flagrantemente y de forma escandalosa. En ese caso, creo que avala la investigación y los datos que has conseguido recabar, nada más.

Lo que se ve es la versión editada del programa, pero en algunos reportajes los periodistas habrán pasado situaciones peligrosas...

-No ha habido situaciones de riesgo vital, ha habido situaciones de tensión porque manejamos gente complicada, pero sinceramente, para el tipo de programa que hacemos y el tipo de gente con la que trabajamos, ha habido muy pocas. No somos locos, somos gente prudente y además vamos con la carta del periodista por delante. Esa carta no es ir con una alcachofa en la mano y meterla al primero que pillas, una fórmula -la de reportero intrépido agresivo- de la que hoy en día se abusa mucho y que me parece que no es la mejor forma de obtener información. La mejor manera es acercarte tranquilamente y decir que vienes a hablar.

Usted trabajó en 'La Noria', que tras entrevistar a la madre del 'Cuco' supuso un punto de inflexión. ¿Qué le parece que a determinados entrevistados se les consiga únicamente pasando por caja?

-En estos momentos ni un solo periodista va a defender que se tenga que pagar. Los directores de La Noria en su momento, pero cualquier otro compañero o responsable con los que yo he trabajado, odian ese sistema al que se llegó debido a una guerra de audiencias en los 90 y que ha pervertido la relación entre el periodista y las informaciones. Es igual si son del corazón o de otro perfil, para mí el periodismo es periodismo y tanto si es de corazón como de decoración, tiene que ser ético en todos los puntos. Por otra parte, en el caso del pago, me indigna profundamente cuando es un delincuente porque parece que le das patente de corso. Sin embargo, como periodista, claro que entrevistaría a Ricart, como a Bin Laden o Txeroki. Lo haría mañana, hoy, ahora, pero yo no soy juez ni soy jurado, yo solo tengo que hacer las preguntas que se plantea la sociedad y que van más allá de una investigación judicial o de una condena. Yo no soy quien condena, quien juzga, yo solo hago preguntas. Entrevistar a Ricart sí. Pagando nunca.