Bilbao
UNA mezcla de vistas ilusorias, llenas de luz envolvente y de amplia gama cromática que dibujan paisajes que oscilan entre la abstracción y la figuración. Así son las imágenes que visten las pulcras paredes de la Sala 33 del Museo de Bellas Artes de Bilbao hasta el 27 de abril. Se trata de la muestra del artista Mikel Díez Alaba (Bilbao, 1947) titulada Transitando un tiempo, compuesta por 33 obras pintadas en Menorca, su lugar de residencia desde 1981.
Sus transparencias acuáticas y atmósferas originales son fruto del trabajo que ha elaborado los últimos tres años, y son acogidas en la pinacoteca bilbaina bajo el patrocinio de la Fundación BBK. La muestra fue presentada ayer por el propio artista; Joxean Muñoz, el viceconsejero deCultura, Juventud y Deporte del Gobierno vasco; Gorka Martínez, director de Obras Sociales BBK; y Javier Viar, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Las piezas del artista bilbaino se reparten por los rincones de la sala 33 del museo, que alberga entre otras creaciones un friso corrido con tres filas de 48 obras (en total 144 pinturas de reducidas dimensiones) a las que el creador llama "mínimos". También se encuentran esparcidas en la galería Arriaga o en el exterior del museo, que acoge impresiones redimensionadas de algunos originales. Todas las obras expuestas en esta muestra de Díez Alaba muestran a un autor en la plenitud de su carrera, exhibiendo sus trabajos más recientes. "Este es un lugar que estimo especialmente. Nací muy cerca y pasaba por aquí todos los días camino del colegio, y se convirtió en algo familiar. Nunca soñé en aquellos momentos que podía acabar en una sala del museo. Realmente siento una emoción especial", aseguró el artista durante la presentación. Haciendo referencia a la pequeña dimensión de algunas de las piezas, Díez Alaba hizo hincapié en que con poco "podía hacer mucho". "Comprobé que se podía montar una exposición con un taco de folios y eso facilitaba de alguna manera trabajar sin la obligación de lo que supone un lienzo o un gran papel", apostilló. Describiendo las formas que habitan en sus acrílicos en lienzo y papel, Díez Alaba explicó la razón de esos elementos en espacios vacíos. "Esos pequeños signos denotan que el universo es más complejo que esa primera mirada que tenemos. Es como dejarse llevar en un momento dado dentro de en ese espacio que se ha construido y dejar que aparezcan elementos que no sé ni yo mismo", argumentó. El artista también hizo referencia a su forma de pintar y a su transformación a lo largo del tiempo. "Antes construía a partir de la acumulación de pinceladas. Ahora, las pinceladas cobran valor por sí mismas. Cada mancha cuenta", explicó.
La exhibición se completa con obras como El carro de Helios, con pinceladas que se asemejan al expresionismo abstracto; o Sin titulo, basada en toques más suaves. En total, una muestra que evidencia el cambio del artista desde sus primeras obras repletas de referencias figurativas y expresionistas, hasta el cambio que ha experimentado desde su marcha a Menorca.