Vitoria. Juan Ignacio Lasagabaster (Gasteiz 1950) recuerda la primera vez que pisó la Catedral Santa María: "Tenía 12 años y una gran obsesión por subir a las cuatro torres de Gasteiz. En la catedral me encontré con un señor muy alto, muy serio, que era un canónigo, historiador, que me enseñó el templo. Me contó unas historias impresionantes de unos pasadizos que partían de aquí en la Edad Media y llevaban a las afueras de la ciudad. Años más tarde, cuando trabajaba con el catedrático de arqueología Agustín Azkarate, le pregunté por aquellos pasadizos y él me miró extrañado. ¡Descubrí que aquellas galerías subterráneas que tanto me habían intrigado no existían!".

El día 26, Juan Ignacio Lasagabaster se subirá al escenario del teatro Arriaga para recoger el galardón de la Fundación Sabino Arana como director técnico de la Fundación Catedral Santa María, cuyo Plan Director de restauración ha conseguido las alabanzas de arquitectos, conservadores, instituciones y la de escritores como Ken Follet, que se han dejado seducir por la magia del templo gótico.

A punto de inaugurarse - se baraja como fecha oficial esta primavera- y aunque los trabajos de restauración continuarán, se ha conseguido devolver gran parte del esplendor a esta joya gótica que el tiempo le arrancó tras 600 años de continuos parches.

¡Quién le iba a decir a aquel niño que iba a dirigir las obras de restauración de la catedral!

Pues así es. Tengo que confesar que empecé a estudiar arquitectura influenciado por mi padre, a quien le hubiera gustado serlo pero no pudo. Empecé a trabajar en la Diputación de Álava, y en los años ochenta asumí la jefatura del Patrimonio Histórico y Arquitectónico. Y desde mediados de los 90, asumí la dirección técnica de la fundación. En 2008, con la marcha de Gonzalo Arroita, tomé las riendas de la fundación en un momento en el que la obra de rehabilitación atravesaba una fase trascendental.

Ha comentado en alguna ocasión que el arquitecto italiano Giorgio Croci le preguntó cuántos meses estuvo sin dormir tras aceptar este encargo.

En 1992 se cayó un trozo de piedra de un muro de la catedral y saltó la alarma. Me acuerdo que Giorgio Croci, que también había participado en la restauración de la cúpula de Loiola, se dio cuenta enseguida de cuál era el verdadero estado del edificio. Tengo que confesar que al principio no es que tuviéramos insomnio, pero alguna hora sin dormir sí hemos estado.

¿En qué momento se encuentran las obras del templo?

En un momento muy singular porque ahora, por fin, se puede utilizar lo que es la nave, el espacio interior para el culto religioso, porque sigue siendo una catedral, o para otros usos también culturales que tenemos en la cabeza: conciertos, recuperar la capilla de música con Carlos Mena... La acústica ha mejorado considerablemente con el suelo de madera que se ha instalado, según comentan todos los músicos que lo han visitado. Pero eso no significa que terminen los trabajos de restauración del templo, que van a ser prácticamente continuados en el tiempo. Dependiendo de las posibilidades económicas, en el horizonte más cercano para el templo se encuentra la restauración de las cubiertas del pórtico y de los ábsides.

¿Pero se puede decir que han finalizado las grandes obras?

Se puede decir que la colocación de la última pieza, una piedra caliza de más de 2 toneladas, que completaba la conocida como Bóveda del Milenio, una superficie plana de más de 120 metros cuadrados, supone el fin de las grandes obras en la Catedral Santa María.

¿Ha sido precisamente la bóveda lo más difícil de acometer?

Lo más difícil fue primero tomar la decisión de no introducir un elemento incompatible estructuralmente y comprobar que hoy en día se puede hacer a un precio asequible una bóveda de cantería espectacular. Hemos instalado 347 piezas de piedra caliza negra procedentes de las canteras de Markina, que han cortado unos canteros de Bergara. Todas ellas han sido montadas y ajustadas en un alarde constructivo sin parangón desde el siglo XIX, ya que se ha hecho siguiendo el mismo procedimiento que el que se utilizaba antiguamente en la construcción de bóvedas de piedra, pero utilizando elementos actuales.

¿Y hay fecha oficial para la inauguración? Se había hablado del pasado mes de diciembre...

En unas obras de esta envergadura es muy difícil ajustar las previsiones. Estábamos convencidos de que íbamos a llegar para diciembre, pero hubo un problema con la empresa que estaba haciendo los trabajos y tuvimos que ralentizarlos. Además la construcción de la bóveda, que es la primera vez que se realiza de esta manera en 200 años, ha resultado muy complicada. Obviamente, nada que ver con lo que costó hacerla en el siglo XVIII, pero no por ello ha dejado de suponer una gran complicación. Ahora estamos esperando que el Obispado fije una fecha simbólica para la inauguración.

La Diputación de Araba y el Obispado de Gasteiz han invitado al Papa Francisco a presidir la reapertura al culto de la catedral. ¿Quizás están esperando su respuesta?

Ojalá, sería estupendo. Siempre ha habido un apoyo del Vaticano al proyecto, nosotros ya le entregamos la maqueta a Juan Pablo II. Pero bueno, estamos trabajando para que se pueda inaugurar durante la primavera, aunque cuanto más se tarde, más preparado estará el templo. Por ejemplo, si es en junio, ya contará con los elementos definitivos de iluminación interior; el altar está ya encargado, que es del siglo XIX, cuando era la catedral del País Vasco; algunos retablos ya están restaurados... Poco a poco se está vistiendo la catedral.

Las obras del templo se han convertido en un referente mundial.

Se celebró aquí una reunión de conservadores y restauradores de catedrales europeos, y para ellos fue todo un shock. Nos confesaron que no se podían ni imaginar cómo funciona una restauración de una catedral abierta al público, con un grado de implicación de tal nivel de la sociedad. Admitieron que les dábamos envidia porque ellos, que tienen todos los medios que nos podemos imaginar, cerraban las zonas para restaurar. Un caso como este es único en el mundo.

¿Con qué presupuesto han contado?

Hay que aclarar que la inversión en obras, intervenciones arqueológicas, investigación y proyectos ha supuesto 24 millones de euros. El resto, para lo que hemos contado con una gran aportación privada, se ha invertido en la promoción didáctica-cultural.

¿Piensan seguir con el programa Abierto por Obras?

Sí, por supuesto. Además, estamos alcanzando cifras de rentabilidad, porque ahora son de pago. Ha habido ya 1.200.000 visitas desde que se puso en marcha este programa en 2000. Ahora estamos en torno a las 80.000 visitantes al año, lo que supone 340.000 euros de ingresos, que son unas cifras muy buenas. También estamos intentando que el albergue que se ha abierto sea también rentable y no le cueste dinero a la Administración. Son medidas que las hemos adoptado con la crisis.

¿Y qué tipo de visitantes acuden?

Por supuesto, locales, pero también catalanes, madrileños... También acuden muchos franceses y alemanes, entre otros foráneos.

Han recibido importantes premios, como el galardón a la conservación y mejora de patrimonio cultural más importante en Europa. Y ahora, la Fundación Sabio Arana acaba de concederles su galardón.

Estamos encantadísimos de que la Fundación Sabino Arana nos lo dé; es un gran reconocimiento, nos sentimos muy orgullosos. Pero no somos el único caso. En realidad, en Euskadi somos bastante especialistas en convertir problemas en oportunidades. En Bilbao ha ocurrido y Santa María también es un claro ejemplo de ello.

¿Y qué supuso que Ken Follet basara su novela 'Un mundo sin fin' en la catedral?

Follet explicó que la editorial le había pedido la segundo parte del Los pilares de la tierra y se enteró de que aquí se estaba restaurando una catedral gótica, por lo que decidió venir a conocerla. Según confesó, le interesó que la rehabilitación del templo se estaba enfocando en mostrar al público los cimientos y decidió usar esta información para su nueva novela, que cuenta la historia de la construcción de una catedral en la Edad Media. Nos pidió mucha documentación, pero él ya venía con mucha información. En una segunda lectura, se ven los problemas de aquí reflejados en el libro.

¿Fue un importante espaldarazo internacional?

Tuvo una gran repercusión mediática, nos ha venido muy bien. Gasteiz se lo ha agradecido dedicándole una escultura de hierro forjado.

Pero, no ha sido el único escritor que se ha dejado seducir por la catedral...

No, también Paulo Coelho reflejó su viaje a Santa María en El zahir. Hay una anécdota muy bonita de cuando el escritor nos visitó . De repente, en medio de una entrevista, surgió el sol y le alumbró directamente. Fue como algo mágico. Se quedó muy impresionado. Otros escritores como Vargas Llosa o Arturo Pérez Reverte se han convertido en embajadores especiales de la Catedral, tras participar en los Encuentros que se celebraron en Gasteiz. Y, por supuesto, nuestra escritora Toti Martínez de Lezea, que ambientó aquí su novela A la sombra del templo. Todos se dejaron seducir por la magia de Santa María.