nueva york. Sus textos sudan como los de Tennesee Williams, su trabajo como actor ha brillado al servicio de las obras de Edward Albee y, con Agosto, su pieza teatral más premiada, Tracy Letts se adapta a sí mismo a la gran pantalla y habla con Efe sobre el matiz temporal de los conflictos universales. "Todos merecemos una obra de teatro sobre nuestra familia", es la afirmación a la que se agarra Letts. Y ninguna de nuestras familias habla ya como lo hacía Violet Veneble en De repente el último verano, de su admirado Williams, o pasa una Larga jornada hacia la noche con los mismos conflictos que los personajes de Eugene O'Neill.

En Agosto, Julia Roberts y Meryl Streep encabezan esa unidad familiar que adapta al siglo XXI esos conflictos literalmente heredados, tras reflexionar sobre la condena de la genética. "Ahora necesitamos nuestros propios referentes actuales, con esos matices culturales que nos corresponden y que compartimos. Puedes hacer otra vez Larga jornada hacia la noche, pero lo cierto es que esos personajes ya no nos hablan a nosotros realmente; al menos, no tal y como somos ahora", asegura este hombre de 48 años entregado al arte de la palabra y procedente de una familia de escritores. Con Agosto: Osage County, ganó cinco premios Tony y el premio Pulitzer. Ahora, Letts se encarga de convertir su dramaturgia en arte cinematográfico. Y lo hace justo después de haber encarnado a otro clásico de la sordidez sentimental en ¿Quién teme a Virginia Woolf?, de Edward Albee, en un papel que le ha reportado el Tony al mejor actor y con el que ha conseguido hacer olvidar a su ilustre precedente, Richard Burton, en la película de Mike Nichols de 1966. Y el gran tributo a los grandes de las letras estadounidenses se completa con un pequeño, pero fundamental papel a cargo de otro experto en diseccionar incertidumbres vitales, Sam Shepard.

Con tal bagaje, ¿es Agosto una actualización o un homenaje? "Creo que todo a la vez, espero. Definitivamente, estoy jugando en el mismo campo que estos hombres en términos de una temática que yo considero dramática, robando de ellos lo que considero apropiado. Por supuesto, no me comparo con ellos, no llego a la altura de los zapatos de Tennessee Williams", reconoce. Agosto pone un espejo entre esos grandes clásicos de una sociedad encorsetada protagonizada por familias con los roles autoritarios cincelados con mayor firmeza y una contemporaneidad que se cree liberada de aquello, pero que todavía tiene la resaca de la represión y una mayor exposición a la frustración. Han ganado la libertad de elección, pero no les exime de viejos conflictos y nuevas dependencias respecto a la denostada institución familiar. "Desde luego que tenemos muchas cosas con las que lidiar. Eso es una de las cosas que tiene Agosto. La dificultad y la necesidad de la familia. Cómo elegimos navegar con ello", asegura.

La mansión de Oklahoma en la que se ambienta la obra y la película es una versión más decadente que el esplendor sureño de ese caserón de La gata sobre el tejado de zinc. Allí, la sexualidad ya no es tanto el factor sofocante, sino el miedo a que los genes envenenados de esa matriarca interpretada por Streep condenen a sus tres hijas a repetir el patrón. Roberts, Juliette Lewis y Julianne Nicholson asumen esos roles y, desde luego, ninguna de ellas habla con la pomposidad de antaño, ni los vestuarios quizá sean tan sofisticados. Es el siglo XXI y se habla y se viste más ligero, lo que ayuda a combatir el calor, pero se siente igualmente grave.