Donostia pudo disfrutar de su música el pasado 17 de octubre; Bilbao tuvo oportunidad de verlos el día 5 de este mes. Pero lo que ofrece Silboberri es algo más que simples conciertos de txistu. "Silboberri Txistu Elkartea es una asociación de txistularis profesionales, aficionados e incluso estudiantes con socios en toda Euskal Herria", declara su coordinadora y secretaria, Maribel Roldán. En un local cedido por el Ayuntamiento de Durango, los miembros más activos no paran de hacer todo lo que está en sus manos por el popular instrumento. Nadie cobra un sueldo en la asociación, y los músicos no pueden salir adelante solo con lo que ganan ahí, sino que es una afición con la que están comprometidos y a la que dedican casi todo su tiempo libre.

Su objetivo principal es renovar el repertorio del txistu. "El instrumento tiene que evolucionar para que no muera", explica Roldán. Considera que si se desarrolla todo el potencial del txistu, se puede tocar música actual con él. "Queremos que se haga con el txistu lo mismo que se hace con otros instrumentos como el violín o el piano".

Para ello, se ponen en contacto con compositores y les piden que creen obras para este instrumento. "No tenemos medios económicos, por lo que los compositores se ríen cuando ven lo que les podemos ofrecer, y les tengo que perseguir para que accedan", explica Roldán. Pero cuando conocen el trabajo que hace la asociación, a pesar de las "ridiculeces económicas" que les ofrecen, aceptan. "No siempre pedimos obras para un solo instrumento. A veces preparan trabajos para un solo txistu, un grupo de txistus o para hacer música de cámara con otros instrumentos", aclara la coordinadora y secretaria. Cuando reciben la obra, la preparan, la estrenan en concierto y luego proceden a la publicación de la partitura.

Los interpretes más activos de Silboberri son profesores de conservatorio. Sergio Torices, el presidente, Aitor Amibilia, vicepresidente, Iñaki Martín y Fernando Aurrekoetxea. Todos ellos tienen su propio trabajo, por lo que casi es "una misión imposible" coincidir para juntarse. ¿La solución? Sacrificar su fin de semana, los días que tienen para descansar, y utilizarlo para ensayar sin parar. Y todo esto, teniendo una familia. "Las obras realizadas por los compositores requieren mucho tiempo de estudio y preparación por parte de los intérpretes, por lo que tienen que meter muchísimas horas para que salga dignamente", declara Roldán.

Los compositores, en general, se suelen mostrar satisfechos con el trabajo realizado por los músicos de Silboberri, pero aparte de eso, también es fundamental llegar al público, que la gente conozca el trabajo. "Intentamos que no todo sea tan raro", explica la coordinadora de Silboberri al hablar del carácter contemporáneo de sus conciertos. Si le sacas de lo que se puede tararear, se sorprenden. Muchos de los que nos han visto actuar alguna vez, entre los que se encuentran algunos txistularis, no sabían que se podían hacer cosas así con el txistu. "Por supuesto, no rechazamos el txistu folclórico, ya que es la raíz, pero tampoco rechazamos avanzar". Para ir a los conciertos de Silboberri, hay que estar abierto a experimentar, expectante, con curiosidad. "Hay gente que no pasa del 1,2,3,4, por lo que no disfruta", se lamenta.

Los conciertos, toda la gente que participa en la asociación... es el resultado de un trabajo de muchos años. La idea de impulsar el txistu no nació de la nada, sino de un vacío que había que rellenar hacía unos años.

Los estudiantes del conservatorio de Barakaldo, al terminar sus estudios de txistu, tenían inquietudes y necesitaban obras "más allá de los conocidos pasacalles", explica la coordinadora y secretaria de Silboberri. Por ello, se unieron para reanimar el txistu bajo el nombre de Berziztu. Querían obras de un nivel que fuese acorde al suyo. "La efervescencia del principio se acabó", recuerda Roldán, que pertenece desde el principio a la asociación. Mucha gente se fue antes de los dos años. Roldán, de Durango, habló con el Ayuntamiento del pueblo para conseguir ayudas, y la única condición que les puso para apoyarles fue que la sede se encontrase en la localidad. "En el año 2000 empezamos a funcionar aquí", relata la coordinadora.

En cuanto al nombre de la asociación, en 2010 decidieron darle otro aire, así que pasaron a llamarse Silboberri Txistu Elkartea, haciendo alusión a la tradición y a la novedad que caracterizan al esta asociación.

conciertos anuales

Euskal astea, el alarde y la azoka

La asociación tiene tres conciertos anuales fijos. El primero, en junio, se sitúa en la Euskal Astea de Durango, donde la actuación se organiza alrededor de un concurso de composición para txistu. El segundo se celebra en octubre, después de las fiestas de la localidad. Se trata de un alarde en el que el año pasado participaron cerca de 160 músicos, de los que 84 son txistularis. Al contar con un público mucho más numeroso, en esta ocasión tocaron canciones conocidas por todos como Bohemian Rhapsody, de Queen, o Imagine, de John Lennon y también diseñan obras expresamente para que sean bailadas por grupos de euskal dantza mientras los txistularis ponen la música. Por último, la Feria del Libro de Durango ofrece una tercera oportunidad de ver a Silboberri. En la reciente edición de la Azoka, el 6 de diciembre actuaron en la iglesia San Francisco con un programa titulado Txistua 21. mendean.

Aparte de eso, también actúan en otros conciertos, aunque no tienen más eventos seguros al año. "Es lo que nos da un poco de dinero", afirma. Por ejemplo, el día 17 de octubre actuaron en Donostia, en la Sala Club del Teatro Victoria Eugenia, dentro del circuito de Musikagileak. Aunque no acudieron más de 25 personas, todas ellas salieron sorprendidas por las posibilidades que tiene el txistu.

Por otro lado, la asociación también se encarga de la publicación de partituras para txistu. "Ya llevamos 102 obras publicadas y también cuatro discos de estudio", concluye la coordinadora y secretaria de la asociación.