madrid. Cuando en 2010 Juan Cavestany presentó Dispongo de barcos, un filme rodado sin presupuesto, parecía una respuesta puntual a un momento difícil, pero tres años después el dramaturgo y director madrileño ha vuelto a la carga con Gente en sitios, una película "sobre cómo intentamos resolver las crisis".

"Empecé a rodar las películas de esta manera, sin presupuesto y con muchas limitaciones, y de repente me di cuenta de que no echaba mucho de menos aquello de lo que estaba prescindiendo, e incluso me gustaba no tener. No tener, en general, está bien", explica a Efe el hombre que triunfó en el teatro con su Urtáin para Animalario. "No significa exactamente transformar las limitaciones en posibilidades, ni tampoco una gran libertad: La libertad puede ser engañosa", prosigue. "Es más bien que me doy cuenta de qué es lo importante, y lo voy depurando". Gente en sitios es una colección de historias mínimas que nacen de la irrupción de lo extraño en la observación de personajes y situaciones cotidianas. Entre sus protagonistas, Maribel Verdú, Coque Malla, Raúl Arévalo, Antonio de la Torre, Eduard Fernández, Eulalia Ramón, Martín Rivas o Adriana Ugarte. En el Festival de Toronto tuvo muy buena acogida, también cosechó alabanzas en Donostia, Sitges o Valladolid, y esta semana se estrenará en algunas salas comerciales de Barcelona y Madrid. "Es una película con muchas formas: de comedia, drama, miedo, poesía, absurdo y documental", dice el director. "Trata de abarcarlo todo, como si fuera muy urgente contarlo todo antes de que se acabe el tiempo", añade. También es "una película fragmentada sobre el desconcierto, que sin embargo pretende estimular la empatía y la comunicación, una película sobre cómo intentamos resolver las crisis, una película que surge de la calle y está en la calle y en la vida".

Sobre el escenario de recortes y falta de apoyo a las producciones independientes, insiste en pedir ante todo "autoexigencia y rigor" a los que se dedican al cine, porque "no todo lo que se hace es bueno o genial". Pero también "decencia e integridad por parte de los políticos que administran lo público".