EL que espere encontrar en este reportaje el sentido al nombre de este estampado no lo encontrará. Nadie sabe muy bien porqué se utiliza una parte de la anatomía de este ave para designar este grafismo, pero todo el mundo sabe a qué tipo de estampado se refiere. Pocas son las personas que algún momento de su vida no han contado con una prenda de pata de gallo en su armario. Y la razón es bien sencilla, porque lleva casi toda la vida en el mundo de la moda. Nunca ha terminado de ser el rey, pero a los diseñadores les encanta coronarle cada cierto tiempo y luego hacerle desaparecer durante algunas temporadas. La última vez que se tuvo noticias de él fue en el invierno de 2011, cuando Salvatore Ferragamo no sólo lo incluía en sus diseños, sino que lo convirtió en estrella total de su campaña durante la temporada.

Ahora la pata de gallo está aquí de nuevo. Ya anunció su llegada en los desfiles de: Blumarine, Rag & Bone, Comme des Garçons, Michael Kors, Tommy Hilfiger y Christian Dior. Y, como no podía ser de otra manera, las celebrities se han lanzado en picado a lucirlo. En su origen la pata de gallo es el dibujo bicolor de ciertos tejidos, caracterizado por la repetición de pequeñas figuras abstractas de cuatro puntas que se asemejan a cuadrados partidos, y aunque se puede encontrar de múltiples tonos, sus colores por excelencia son el blanco y el negro. Cualquier parecido de estas formas con las patas de un gallo sería una fantasía. ¿Qué tienen a su favor? Que el blanco/negro es una combinación que favorece a prácticamente todo el mundo y que hay una inmensa variedad de tamaños. ¿En su contra? Que cansa muchísimo visualmente, por lo que conviene dejarlo para los complementos.