Durango
Recuerdo que solía venir cuando tenía 14 o 15 años y compraba lo que podía", rememora con nostalgia Kirmen Uribe. Eran años en los que la Azoka de Durango no era tan amplia. "Eran toldos lo que llenaba el pabellón de Landako", explica. Desde entonces el escritor no ha faltado un solo año a esta cita anual, siendo testigo de la evolución de un encuentro que se ha transformado en clave para escritores y músicos euskaldunes.
Ayer el autor acudió a presentar Jainko txiki eta jostalari hura (Elkar), una obra que convierte en disco-libro su poesía. Lo hace con la música de Mikel Urdangarin, Rafa Rueda y Bingen Mendizabal, mientras que el artista plástico Mikel Valverde ha creado las ilustraciones. Tras presentar el trabajo en Nueva York, ayer fue el turno de Durango, donde lanzaron la obra en castellano, euskera e inglés. Para el autor es un trabajo importante: "Para mí ha sido muy bonito, y estamos muy satisfechos con el resultado. Creo que esta obra no va a defraudar a nadie".
Pero Kirmen Uribe confiesa que para él esta cita supone mucho más que presentar una obra. "Como escritor es importante venir, porque puedes establecer contacto con otros autores, y además puedes charlar con tus lectores y con gente vinculada a la cultura vasca", matiza. "Es sobre todo un lugar de encuentro para nosotros, una cita en la que incluso pueden surgir ideas para nuevas obras", añade. Entre entrevista y entrevista para la presentación de Jainko txiki eta jostalari hura, el escritor aprovecha para hacerse con discos y libros de otros autores. Entre sus preferencias este año se encuentra Uxue Alberdi con su libro Euli giro'; Koldo Izagirre y Parisen bizi naiz; o Jon Sarasua con Hiztunpolisa. Pero también opta por las novedades en música, con 77 de Bide Ertzean,; Bidea eta denbora, el último trabajo de Anari; o el último disco de Ruper Ordorika, Azukre Koxkorrak.
Mientras busca novedades, Kirmen Uribe hace balance y reconoce cómo ha ido creciendo la Azoka año a año. "Venía cuando era adolescente con mis amigos y era un subidón, para mí era algo realmente emocionante porque veía de cerca a quienes eran mis referentes", relata. "Durango no es una feria al uso. Por ejemplo, acabo de llegar de una feria en Miami, y allí también había muchos autores, pero aquí hay bastante más participación. Por eso Durango es mucho más que eso", reconoce el autor. Él la define como "una manera de sentir la cultura vasca". "La Azoka de Durango es muy especial. Guardo muchos momentos especiales, como cuando saqué mi primer libro y se agotó aquí la primera edición. Ese año lo recuerdo como uno de los más importantes para mí". A este recuerdo se añade que su último libro, Bilbao-New York-Bilbao (Elkar), fue uno de los más vendidos en ediciones pasadas.
Inspiración "Creo que no he faltado ni un solo año a esta cita", reconoce. Ahora quiere hacer participe de esa tradición a sus hijos. "Quiero venir con ellos y que aprecien este encuentro como lo hago yo", señala, ya que para el autor, Durango es también un lugar de inspiración para futuros trabajos. "Ahora estoy escribiendo poemas, pero me gusta ir despacio en ello", explica. Y es que para Kirmen Uribe "la calidad siempre exige tiempo".